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El centro de día en casa

Los colectivos de personas con diversidad funcional hacen un seguimiento diario de sus usuarios y aprovechan las nuevas tecnologías para mantener su rutina y aprendizajes

El centro de día en casa

Los niños no son los únicos que están deseando que remate el estado de alarma para volver a su rutina escolar, ni tampoco los trabajadores afectados por los ERTE que tuvieron que promover sus empresas para capear el parón laboral. Los usuarios de entidades para personas con discapacidad también cuentan los días que faltan para volver a dar vida a sus centros de día. Por el momento, tienen que seguir confinados en sus casas, pero eso sí, manteniendo el contacto con los profesionales que los atienden y con sus compañeros a través del teléfono y otras tecnologías.

Precisamente, como no todos los usuarios tienen acceso a internet, los centros a veces tienen que echar mano de otras alternativas para mantener la rutina diaria. El Centro de Recursos de Cogami en Medelo, por ejemplo, cada jueves reparte material físico para seguir desde casa con los talleres de cestería, alfombras o telares. Desde Aspadeza, en los casos en que sus usuarios no puedan ver tutoriales en Youtube o no dispongan de correo electrónico, se les envía por correo físico material impreso sobre cuestiones como estimulación cognitiva, entre otros. Además, desde esta semana cada día unos de sus 14 profesionales va a grabar un vídeo para saludar y dar ánimos a todos. En el perfil de Facebook, los usuarios mantienen el contacto compartiendo fotos de cómo realizan sus tareas en casa en estos días de confinamiento.

Pero las familias también son importantes durante este periodo de cierre de centros de día. En Aspadeza se les presta apoyo emocional, como indica la directora, Ángeles Baldonedo, mientras que en Cogami "nos dan muchísimo apoyo, porque prácticamente están haciendo de monitores", relata el coordinador, Iván García porque, aunque en casa no se les pueda brindar el ritmo de actividades que tienen durante ocho horas en el centro de día, sí pueden disponer de tareas para ocupar entre tres o cuatro horas con talleres y con cuestiones laborales, de psicología o terapia ocupacional.

Esta vida de puertas adentro que llevamos todos desde el 14 de marzo puede crear estados de ansiedad que el colectivo Morea controla de forma muy exhaustiva entre sus usuarios. La asociación trabaja con personas que padecen enfermedades mentales crónicas, y desde el estado de alarma mantiene un seguimiento por teléfono. La unida de salud mental del ambulatorio y las farmacias controlan la retirada de medicación. Desde el centro que dirige Julia Enríquez, "intentamos crearles hábitos, de modo que nuestros usuarios tengan responsabilidades en casa y cuiden tanto su actividad física como la alimentación" o las horas de sueño. Para ello se les facilitó, por ejemplo, una tabla de ejercicios diseñada por Vanesa Insaurralde, del Centro ETP.

Decíamos al principio de este relato que los niños escolares tachan cada día de este calendario que impuso el coronavirus, ansiando volver a las aulas. La Asociación de Rapaces e Amigos con Necesidades Especiais, Aranes, tuvo que suspender ya el 12 de marzo las terapias de sus usuarios. Desde entonces sus progenitores, con asesoramiento, se encargan de las sesiones de rehabilitación en casa. El confinamiento también se hace más llevadero con actividades como echar una mano en las tareas del hogar. Algunos de estos niños sí pueden salir para realizar paseos terapéuticos, al igual que algunos de los miembros de Morea.

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