Es uno de los aromas más característicos del otoño. Oler cómo las castañas se doran en las brasas abre el apetito a cualquiera y resulta casi evocador de momentos de infancia, de frías tardes al calor de la lareira o de cucuruchos de papel de periódico rellenos con este manjar otoñal. Vecinos de Deza y Tabeirós-Terra de Montes se reunieron este fin de semana para compartir numerosos magostos, fiestas en las que las castañas acostumbran a rivalizar en protagonismo con los chorizos asados y la buena compañía.

El Concello de Dozón organizó la segunda edición de su Festa da Castaña, un encuentro que reunió a alrededor de 250 comensales en una nave municipal. Los cañones de calor se encargaron de caldear el ambiente. El menú estuvo compuesto para la ocasión por panceta, chorizo, carne "ao caldeiro", postre, café y chupito, sin olvidar, claro está, las míticas castañas asadas. De la música se encargó la charanga Leña Verde.

En A Estrada, las castañas también fueron protagonistas en varios encuentros vecinales. Uno de ellos fue el brindado por la asociación de hosteleros en la Praza da Feira, un magosto popular que animó la celebración del San Martiño en el municipio y que asó este fruto del otoño de modo gratuito -acompañado de chorizos- para todos los interesados en acercarse hasta este céntrico enclave estradense. Y de nuevo las castañas reunieron, en este caso en Guimarei, a los integrantes de la asociación vecinal Santa Apolonia. Vecinos y amigos se reunieron en el local social de O Outeiro para celebrar el tradicional magosto. Los asistentes saborearon empanada, mejillones, bica y castañas asadas, en una reunión en la que no faltó la ambientación musical en vivo y en directo. Mientras avanza el mes de noviembre, los magostos empiezan a descontar sus días para dar el relevo al turrón y los mazapanes, que se harán hueco entre las apretadas agendas de las próximas semanas para las míticas cenas de Navidad.