Siendo rebeldes e importando las técnicas que se aprendían en el país nipón. Así fue como el gallego Luis Vila y sus compañeros de El Tim Bonsái lograron convertirse en referentes internacionales de esta técnica de cultivo en macetas pequeñas de algunas especies de árboles, plantas y arbustos. Ahora, los estradenses podrán disfrutar mañana, en el local social de Baloira, de una master class de este maestro del bonsái. La actividad está organizada por el Club Bonsái Pontevedra de A Estrada, encabezado por Óscar Expósito. Las inscripciones son limitadas y la sesión tendrá horario de mañana y tarde.

-¿Por que se vio atraído por este arte asiático?

-Mi caso fue un poco por casualidad. Fue un día que estaba con mi mujer en el hospital y tenía que coger algo para leer. Fui a la floristería a comprar unas flores y también un libro que me interesó. Era precisamente sobre bonsái. Comencé a leerlo, me llamó la atención y a partir de ahí empezó todo.

-Entonces, ¿aprendió esta técnica a través de libros, de una forma autodidacta?

-No, los libros solo fueron el inicio. A partir de ese momento empecé a formarme con maestros. Y así sigo hasta el día de hoy.

-¿Cuántos años se lleva dedicando a esto?

-Cerca de 30 años. Además, me lo tomé bastante en serio y me formé con algunos de los mejores maestros que había en cada momento, tanto japoneses como europeos. Y eso hasta día de hoy. De hecho, unos días atrás, estuve con uno de los mejores maestros japoneses del mundo de este arte compartiendo experiencias y aprendiendo.

-¿Cómo explicaría esta técnica de cultivo?

-Su definición se podría simplificar a un árbol en una maceta. Sin embargo, técnicamente es una forma de expresión de una serie de situaciones o de características que tienen los árboles en la naturaleza y que nosotros transportamos a un espacio más pequeño, algo que se podría tener en casa. Al final, es la representación de cierto entorno natural de una forma provocada.

--Más allá de la definición técnica que pueda tener, ¿qué significa para usted?

-La mayor parte de la gente que se mete en el bonsái se engancha mucho. Acaba siendo algo muy pasional. En gran medida es una forma de vida porque lleva tanto tiempo y esfuerzo que uno termina relacionándose y teniendo un entorno muy condicionado por él. Aunque mi caso es especial, porque también es una salida profesional. Pero lo habitual es que sea una forma de transcurrir e incluso de pensar, de sentir y expresar la naturaleza. Para mucha gente es un hobby, un modo de relacionarse con un grupo que comparte un gusto.

-¿Qué llevó a un grupo de gallegos a convertirse en un referente internacional de esta técnica?

-Quizás se debe un poco a la irreverencia de la mayoría de nosotros. Veníamos de una época en la que hubo información y maestros muy malos. Llegamos a comprender, viendo los ejemplos y obras que llegaban de Japón, que lo que te decían aquí era muy diferente. No nos coincidía y nos gustaba más lo que llegaba de Japón. Fuimos un poco rebeldes y comenzamos a investigar por nuestra cuenta sobre cómo se hacía allí. Ahora es más fácil viajar a Japón, pero antes era prácticamente imposible, inviable e impagable, entonces lo que nosotros hicimos fue traer Japón a casa. Traíamos a japoneses para que nos enseñasen. Esa rebeldía de negarnos a aceptar el sistema que estaba establecido en ese período fue lo que nos dio cierta popularidad y acabamos haciendo un nuevo camino que hoy en día, más o menos, siguen las personas. Con la orientación japonesa, se fue dejando atrás ese pseudobonsái europeo que existía en Europa o España.

-Cada vez es más habitual ver en Galicia este tipo de árboles, ¿cree que se podría considerar un referente de este arte?

-Ya es un referente en España. Tanto a nivel de calidad de plantas, de calidad de colecciones o de maestros. Lo es a nivel nacional e incluso fuera del país.