Es innegable el trasvase de población de las zonas interiores de Galicia a las costeras, así como la emigración interna, desde hace décadas, de las parroquias a las ciudades o las zonas más urbanas dentro del mismo municipio. Pero, a la hora de hablar de densidad de población, también hay que tener en cuenta la superficie del municipio, de la comunidad o del país en cuestión. Lalín, con sus 326 km2, es el municipio más grande de Pontevedra y el cuarto de Galicia. Así que, de entrada, a la hora de hablar de densidad de población ya parte en desigualdad de condiciones en comparación con la mayoría de los demás municipios de la provincia, y no solo los costeros.

Es lo que ocurre con España. Su densidad de población es de 93 habitantes/km2, mientras que en los Países Bajos es de 505, o en Inglaterra, de 426. ¿Qué ocurre? No es que España esté despoblada, sino la población se concentra en lo que se conoce como densidad urbana. De los 505.000 km2 de superficie del estado, solo un 13% están habitados. Por eso en puntos como Barcelona la densidad es de nada menos que 15.866 habitantes/km2, una de las cifras más altas de la UE. Si queremos ir más allá, la densidad de población tomada solo como una cifra puede ser engañosa en casos como Rusia o Australia, con 8,3 y 3 habitantes por kilómetro cuadrado. Sus capitales son un auténtico hervidero de habitantes.