Dos vecinos avanzan con paso relajado por la nueva alameda de A Estrada. Se encaminan hacia la primera de sus plazas, adornada por una fuente con la que este recinto recuperó el uso ornamental del agua. El gesto de uno de ellos no deja lugar a la interpretación. La reflexión no tarda en llegar: "Para tener esto así..." Poco importa que deja la frase inconclusa. La imagen que ofrece el agua estancada en la única fuente pública del casco urbano habla por sí sola.

Ni con 40 grados a la sombra alguien se atrevería a refrescarse en esta fuente. Nada queda del aspecto cristalino -con una atractiva tonalidad que unos dirían verde claro y otros asegurarían azul- de estas aguas en sus primeros días. Aunque su aspecto actual parece el de una fuente olvidada durante años, en realidad se estrenó hace apenas tres meses. Su cometido debería ser adornar un espacio urbano destinado al descanso y el esparcimiento. El uso del agua encaja a la perfección con esta filosofía. Sin embargo, su imagen antes asquea que relaja. Ver su fondo es ya misión imposible, aun cuando se sabe que está salpicado de monedas que vecinos y visitantes comenzaron a arrojar encerrando sus más profundos deseos.

Las palomas han conseguido hacer suyo el entorno. Apostadas a diario en el lateral del consistorio que da a esta plaza, tienen "minado" el entorno de la fuente. Para ellas sí cumple su función, permitiéndoles beber y refrescarse, dejando de paso alguna que otra pluma que se suma al collage de hojas en suspensión.

Los comentarios sobre el estado de esta fuente están en la calle y en las redes sociales, en las que desde hace tiempo se viene cuestionando el color que poco a poco fue adquiriendo el agua, previsiblemente por acción de las algas y por una evidente falta de mantenimiento. La explicación ofrecida desde el Concello es que el circuito de la fuente dejó de funcionar, avanzando la previsión de que en las próximas horas -previsiblemente hoy mismo- se realicen labores para ponerlo de nuevo en marcha y borrar definitivamente esta imagen de suciedad en una alameda recién estrenada. El correr del agua y un poco de floculante podría hacer desaparecer la anécdota de una fuente que se creyó pantano.