Un año después de que vecinos del casco urbano de Silleda mostrasen su malestar por la presencia de restos de excrementos de perros en las aceras, son ahora los miembros de Ecos quienes han hecho llegar a los gobernantes locales la preocupación de los comerciantes por la proliferación de las deyecciones caninas y, también, la suciedad que presentan las calles de la localidad. Raimundo Portas, integrante de Ecos, señalaba ayer que él y otros miembros del colectivo habían mantenido recientemente una reunión con la segunda teniente de alcalde, Ana Luisa González Costa, y el edil de Industria e Comercio, Benito Saavedra, en la que, entre otras cuestiones, se abordó el asunto de la porquería que presentan muchas de las vías públicas.

"Lo dos representantes municipales nos dijeron que el Concello tomará cartas en el asunto para solucionarlo, pero tienen que mirar cómo tienen que hacer", señaló Portas sobre la entrevista con los ediles. El comerciante silledense también explicó que desde el Ayuntamiento trasdezano se solicitó "la colaboración de la asociación de comerciantes" para acabar con esta lacra. Raimundo Portas centró sus quejas en la "falta de empatía" de algunos de los propietarios de los perros cuando los sacan de los domicilios para defecar, en especial, "en las calles más apartadas". De igual forma, el miembro de Ecos apeló a la concienciación de los vecinos del municipio para terminar de una vez por todas con la acumulación de colillas que se puede apreciar en algunos puntos del pueblo "donde suelen salir a fumar y dejan una enorme cantidad de restos de cigarrillos en el suelo".

Ordenanza municipal

Cabe recordar que hay una normativa en vigor desde octubre de 2011, la Ordenanza de Convivencia, Residuos, Limpeza Viaria e Ornato do Concello de Silleda. En su artículo 83, se indica literalmente que "los propietarios o poseedores de animales domésticos que los conduzcan por la vía pública están obligados a recoger sus excrementos en bolsas impermeables y a depositar estas, debidamente cerradas, en papeleras destinadas para este uso o, de no haberlas, en los colectores específicos para lafracción resto. Deben, así mismo, limpiar la parte de la vía pública que pudiese quedar sucia. Por motivo de salubridad pública, en ningún caso se permitirá que los animais realicen sus deyecciones en zonas verdes, parterres, zonas terrosas y zonas de juegos infantiles". El problema que tiene Silleda no es ajeno a su vecino Lalín, en cuyo casco urbano aún quedan dueños de canes que hacen caso omiso de las papeleras de Sanecan para depositar las heces.