El mercado inmobiliario en las comarcas prosigue una senda de recuperación, aunque los pasos son todavía demasiado cortos si los comparamos con el boom del sector del ladrillo, ejemplificado en Deza y Tabeirós-Montes sobre todo en villas como Lalín. La cabecera comarcal dezana se mantiene, pese al exceso de oferta. Algunas de sus áreas urbanas mantienen bloques de viviendas desocupadas pese a los esfuerzos de las entidades financieras o de la Sareb por colocarlas en el mercado a precios que en casos han caído hasta la mitad de las tasaciones que tenían, hace algo más de una década, cuando fueron construidos.

Los nueve municipios de la zona -el Ministerio de Fomento incluye por primera vez en un registro único a Cerdedo y a Cotobade- colocaron en el mercado el año pasado un total de 292 viviendas, de las que el 90% corresponde al mercado de segunda mano. Es más, las compraventas de hogares a estrenar solamente tienen incidencia en tres concellos: Lalín (16), Silleda (3) y otras 4 en A Estrada. En los demás casos todos los inmuebles residenciales vendidos durante el pasado curso ya habían sido ocupados antes por otros inquilinos. Otra tendencia que no cambia es la demanda de residencias de protección oficial, Llama la atención que Lalín, el municipio de la zona más activo para el ladrillo, no registre ninguna operación en este sentido y las 13 totales se repartan entre: Silleda (3) y una decena en A Estrada.

Si volvemos a los registros absolutos de compraventa de viviendas en función de cada uno de los territorios de las comarcas hay que indicar que Lalín, con 102 operaciones, concentra más de un tercio de las 292 totales. Como curiosidad hay que señalar que este número calca los resultados del año anterior, 2017, también con 102 operaciones. La situación es bien distinta en las otras dos localidades más pobladas de la zona. Así, A Estrada computó exactamente durante el año pasado 61 operaciones, que son una docena menos de las habidas en 2017. En Trasdeza, aunque menos, el mercado también retrocede al contabilizar 47 compraventas, que son cinco menos en doce meses.

Lo contrario acontece en Vila de Cruces, municipio que es capaz de agitar este sector y alcanzar la quincena de acuerdos entre compradores; cuatro más que el curso anterior. A partir de ahí y, salvo en el término municipal de Cerdedo-Cotobade, el movimiento del mercado es poco representativo, muestra una vez más de las dificultades que tienen los ayuntamientos pequeños para fijar población. El concello fusionado contabiliza 35 compraventas, todas ellas de hogares de segunda mano y, en consecuencia, ninguna protegida. El otro municipio de Terra de Montes, Forcarei, alcanza las 14 transacciones, cuando un año antes habían sido solamente 9. Rodeiro suma cuatro -en 2017 habían sido siete- y Agolada destaca entre los concellos menores por registrar 11 acuerdos, que son dos más. En Dozón, que sube una, hubo durante todo el año pasado solo tres compraventas de viviendas.

Si nos centramos en la evolución por trimestres, el verano es sin duda el período más propicio para la adquisición de hogares, pues entre julio y septiembre se concentran 81 transacciones. Entre enero y marzo fueron 65 y en el segundo y cuarto trimestre pasados fueron 72 y 74 respectivamente.