-Se nota que le gusta cuidarse, algo fundamental en un trabajo como el suyo, ¿no?

-Siempre me gustó cuidarme incluso demasiado. Para este trabajo hay que estar bien físicamente porque nunca sabes lo que te puede tocar hacer. Por ejemplo, en un incendio en un quinto piso si no estás en forma, te va a costar mucho la intervención porque llevamos equipos de respiración y una vestimenta especial que te exigen estar en forma.

-¿Qué supone la obtención del título de entrenador personal? ¿Tiene pensado compaginarlo con su actual trabajo en Lalín?

-Sí. La idea es poder compaginar mi trabajo en GES Lalín con este título. El nombre puede resultar algo extraño pero básicamente mi función es la asesorar a aquellas personas que quieren llevar una vida saludable y, a la vez, ponerse en forma. Se trata de ofrecerles una base sólida para que puedan conseguirlo. Lo que haré es preguntarles por sus objetivos, su vida, su alimentación y el trabajo. Después habrá que adaptar la dieta de entrenamiento a su trabajo y, en general, a su vida cotidiana. Dependiendo de los objetivos que cada persona se quiera marcar seremos más o menos exigentes. Mi idea es dedicarme a ello en los días libres pero también podría atender alguna llamada en horas de trabajo.

-Evidentemente esta faceta está muy vinculada al fisioculturismo, su otra gran pasión, ¿no?

-Como sabes competí en 2015 y todo empezó por ahí. Entonces conocí a Carlos Blanco, que para mí sigue siendo todo un referente y mi entrenador. Empecé a prepararme en 2014 y al año siguiente me animé a competir consiguiendo el título gallego. Tenía pensado volver a la competición en 2018 pero tuve un problema de salud que me apartó de todo ello. La verdad es que fue un momento muy duro de mi vida, que me hizo replantearme algunas cosas, pero del que salí muy reforzado. Fue cuando me dije a mi mismo que si no puedo competir, al menos intentar ayudar a la gente que quiere empezar, ponerse en forma y tener un cuerpo bonito. Me informé y finalmente en A Coruña fue donde pude conseguir el título.