El alcalde de Agolada, Ramiro Varela, se comprometió ayer "a poner todo su empeño en hacer la mayoría de las ocho concentraciones parcelarias iniciadas y paradas", en palabras de Juan Carlos Sánchez Fuciños, presidente de la Asociación Queremos Parcelarias no Norte de Agolada. Miembros de este colectivo se reunieron ayer con el alcalde en el consistorio para retomar unas reordenaciones de fincas en las que ya se invirtieron, en total, 800.000 euros y cuatro años de trabajo.

También corre prisa retomar los trámites porque el estudio de impacto ambiental de la parcelaria de Berredo-Basadre-Eidián y Ramil caduca este mes de noviembre, y el de Agra-Seixo-Val de Sangorza y A Baíña lo hace el año que viene. Fuciños explica que, una vez que se dispone de este trámite y ya se realizaron las mediciones, para no perder ese 30% de inversión ya hecha lo idea es decretar estas parcelarias y poner en marcha la revisión de la lista de propietarios para reclamaciones, y la valoración de las superficies, para pasar a las bases provisionales. "Terminarlas es casi una obligación moral", recalca. A estas ocho parcelarias, organizadas en dos núcleos, se suma un tercero, conformado por las de Brocos y Sexto, donde sería necesario partir de cero.

Fuciños explica que, además de evitar el tener que repetir el estudio de impacto ambiental, interesa retomar las parcelarias porque su coste será inferior al de otras zonas, ya que e 60% de las pistas ya están hechas en zonas como A Baíña o Sexo. Esas pistas en los montes se abrieron hace unos 25 años para servir de cortafuegos o de acceso a fincas. Ahora mismo solo precisarían tareas de desbroce, de ensanche o de mejora de firme. Es más, durante el encuentro el propio Ramiro Varela apuntó que en diciembre el director xeral de Desenvolvemento Rural, Miguel Dubois, ya hizo hincapié en el volumen de infraestructuras viarias que tenía esta zona. A nivel global, en las ocho parcelarias hay 8,7 parcelas por hectárea, lo que hace inviable cualquier proyecto agroganadero. En este sentido, hay 15 personas interesadas en cultivos alternativos (4 de ellas en plantación de olivos, que pueden ir sobre suelo agrícola, y las 11 restantes en maderas nobles como castaño o nogal) y que están dispuestos a que, una vez que se cuente con un estudio sobre la idoneidad de cada terreno para una u otra función, poner en marcha un colectivo para este tipo de producciones alternativas que, además, casan bien con el clima de la zona.