El refranero popular es una fuente de sabiduría. Se queres mel, por San Miguel, recuerda José Manuel Brey, estradense que desde hace unos ocho años se dedica a la apicultura. El dicho hace referencia a que el mes de septiembre -San Miguel se celebra el 29 de ese mes- es época de recogida de la producción de miel. Sin embargo, apicultores como el propio Brey explicaron ayer que la amenaza y la presión que para las abejas representa la avispa asiática, la ya popular Vespa Velutina, está empujando a cambios en el manejo de las colmenas, por ejemplo a través de un adelanto en la retirada de la miel.

"Hay que recogerla antes", explicó Brey. Indicó que a partir de mediados de julio comienza a percibirse un incremento de la actividad de las velutinas, subrayando que será en agosto cuando esta invasora especie se encuentre "en pleno apogeo". Ello se traduce en una gran presión para las abejas , de tal manera que profesionales del sector están apostando por adelantar la recogida a mediados del mes de agosto -en función de la presión se que se detecte en el entorno de las colmenas- e iniciar después una alimentación de soporte y de estimulación para favorecer la cría de nuevas abejas y que la colonia pase bien la invernada.

Desde el sector se apunta que ya comienzan a dejarse ver velutinas de un tiempo a esta parte y que será cuando precisen proteínas cuando se vuelvan una importante amenaza para las abejas.

"El año pasado fue una barbaridad", apunta el apicultor José Manuel Brey. Aguarda que el invierno frío y lluvioso haya contribuido a mermar la población de velutinas. si bien recalca la importancia de que las colmenas estén "sanas y fuertes" para que las abejas guardianas puedan plantar cara a las avispas asiáticas. Este experto considera "un mito" que estos insectos entren directamente en la colmena a exterminar a las abejas si esta presenta fortaleza. Eso sí, la especie invasora realiza contra la abeja un acoso y derribo en busca de la proteína que estos insectos pueden aportar para su dieta.

Una vez retirada la miel, resulta de gran importancia asegurar que no queden restos de este producto ni tampoco de cera que puedan atraer a las avispas asiáticas. La alimentación de soporte se desarrollará por espacio de entre dos y tres semanas, realizando un aporte paulatino de azúcar diluido en agua, una dulce combinación que simulará el néctar que las abejas toman de las flores. La alimentación de estimulación consistiría en un kilo de azúcar por litro y medio de agua y la de soporte o invernada sería un kilo de azúcar por un litro de agua. Los apicultores intentan que la mezcla se parezca lo más posible al néctar, algo que se consigue cuanto más líquido se añada.

Subrayan que este aporte ha de ser gradual, en la medida en que la entrada de néctar en la colmena no se produce de manera explosiva. "Las flores van abriendo poco a poco", recuerdan, para seguidamente apuntar que algunas especies como las zarzas tienen una floración muy lenta, que se prolonga por espacio de unos dos meses.

Brey explica que en su apiario combina las colmenas Langstroth -llevan el nombre de su inventor- con otras de carácter industrial. En las primeras pueden vivir unas 45.000 abejas de media, que podrían llegar a las 50.000. La población de las industriales sube hasta los 80.000 ejemplares.