Capitán Gosende sigue haciendo memoria. El domingo amplió el conjunto escultórico Campo das Laudas con su tercera pieza pétrea. Esculpida, como las otras dos, por el cantero de Mos Marcos Escudero, rinde homenaje a la figura de Francisco Varela Garrido "Pancho". Recuerda su condición de periodista, activista republicano y secretario municipal del Concello de Cerdedo cuando se produjo el alzamiento militar de 1936. También que sería fusilado en Pontevedra el 27 de julio de 1937. Su recuerdo, no obstante, sigue vivo, ahora unido al de quienes compartieron con él sus mismos ideales.

Esto es precisamente lo que destacó su nieto, Fernando Salgado, tras asistir junto a su hermano a la inauguración de la lauda en honor de su abuelo. Se mostró muy agradecido a Capitán Gosende y señaló que, aunque los restos mortales de su abuelo estén en un panteón de Cerdedo, cuando quieran recordarlo él y su familia se acercarán a As Raposeiras. Porque saben que él estará allí, "con sus colegas Otero Espasandín y Sueiro" y "cada vez más acompañado" por las laudas en recuerdo de otros represaliados que Capitán Gosende proyecta radicar en As Raposeiras.

El colectivo también proyecta, según Calros Solla, instalar en el Campo das Laudas un panel interpretativo que se trata de un conjunto escultórico con el que Capitán Gosende trata de "subsanar o paliar una injusticia histórica: hundir en el olvido a quienes defendieron la legalidad republicana". Se trata de un "lugar de la memoria" en el que, de momento, se honra a tres referentes con finales diversos.

El maestro republicano Xosé Otero Espasandín, vecino de Castro, se vio "obligado a abandonar su país" y sus condiciones vitales nunca le permitieron regresar, por lo que se convirtió en un "exiliado perpetuo". El alcalde republicano cerdedense Antonio Sueiro Cadavide, de Limeres". a pesar de que no perdió la vida, fue "condenado al ostracismo, al olvido" . Y Pancho Varela, de Izquierda Republicana, fue fusilado como "chivo expiatorio" de la "nueva autoridad de Cerdedo", en palabras de Calros Solla, que defiende que así se convirtió en una "víctima ejemplarizante".

Pancho Varela -que también ejercía de juez de paz en Cerdedo- tuvo muy claro que tenía que ponerse al servicio de la legalidad republicana y se personó en Pontevedra, donde sería designado representante gubernativo para Cerdedo, según destacó Juan Soto, otro de los integrantes de Capitán Gosende que intervino en el acto del domingo. Soto recordó que "intentó organizar la resistencia" en Cerdedo pero que fue imposible y, viendo que aquello "iba a llevar a una matanza inútil", huyó al Seixo.

Hijo de un alcalde riestrista, aunque fue la ilusión de su padre, pronto la frustraría porque "le salió rojo", recordaba el domingo su nieto. Desde los 17 años, cuando estudiaba Magisterio en Pontevedra, se integró en una organización de estudiantes. Fundador del equipo de fútbol de Cerdedo y organizador de actos culturales y de proyecciones cinematográficas en Cerdedo, fue periodista y destacó como activista en 1934 en la huelga general revolucionaria de Asturias. Fue detenido por ello, estuvo en la cárcel dos meses y salió gracias a que el relojero pontevedrés Arturo Rey le pagó la fianza. Pero ya había quedado "marcado", señala su nieto.

Cuando los agraristas y la izquierda obtuvieron una "victoria aplastante" en Cerdedo le designaron secretario del Concello, situación que compaginaba con su faceta de juez municipal en Latarce de Valladolid. Ante el golpe de Estado, dio la cara y, al ver frustrado su intento de organizar la resistencia en Cerdedo, huyó al Seixo primero, a Zamora después y finalmente a Monleras de Salamanca, donde fue delatado y conducido a Pontevedra, donde sería fusilado el 27 de julio de 1937 en la avenida de Buenos Aires. Tenía 37 años y 5 hijos. Salgado -cuya abuela , orgullosa de su relación, sin embargo nunca quiso hablarles del amor de su vida, con el que anhelaba reunirse "en el Cielo"- solo lamenta que su madre, ya fallecida, no pueda disfrutar del reconocimiento que ahora le llega a su progenitor.