Bases de pizza precocinada fresca y envasada en atmósfera modificada. Es la última propuesta de la firma lalinense García Méijome SL, propietarios de A Casa do Gato desde su fundación en 1993. "Llevábamos años haciendo pruebas de ingredientes, calidad, textura, sabor y comportamiento de la masa y cocinando incluso en otros locales y de la mano de personas sin conocimientos de restauración", confiesa su responsable, Emiliano García Méijome, tras dar el salto definitivo a la fabricación artesana de bases de pizza, para la que utilizan harina de O Muiño de Cuiña, en Prado, "molida en molino de piedra".

Los nuevos fabricantes han asistido a cursos de la Asociación Provincial de Industrias de la Panificación (Aproinppa), bajo seguimiento personalizado de su maestro José Manuel Pereira Santiso, con el objeto de mantener su antigua receta, con los mismos ingredientes, pero variando las proporciones. "Así hemos conseguido una masa más hidratada, más elástica, con un borde más pronunciado y una textura más esponjosa, más sabor y un final un poco menos crujiente", explica el hostelero lalinense. Una vez fabricado, el producto es introducido en bolsa de plástico especial y con gas inerte, que preserva "todas las propiedades" y alarga la caducidad por encima de los 25 días. "Esto nos permite crear los ciclos de fabricación continuo y con previsión para la atención de la demanda del mercado", expone.

La fabricación se centra hoy en la clásica base redonda, aunque ya tienen dos clientes que la prefieren rectangular para vender al corte, un sistema que se utiliza cada vez más hacia calles de tránsito, de juventud y recreo. Su intención es penetrar en el mercado a través de una distribuidora y realizar un curso de inicio y jornadas enfocadas a la elaboración de los productos en los locales y a todo lo que influye sobre "el concepto de negocio, planificación, puesta en marcha y rentabilidad". Méijome alude a malas experiencias vividas: "Formas a una persona y al cabo del tiempo empieza a racanear en los ingredientes, en vez de una mozzarella 100% emplea 70% o incluso 50%, empieza a no seguir los pasos marcados, y eso va en decadencia del producto final", advierte.

Las bases se comercializan con el nombre D'Lalín y bajo el lema Se é de Lalín é bo, utilizado por el Concello en sus promociones. Méijome, que dice tener autorización municipal, aclara que el nombre surgió porque, al presentar el proyecto, "siempre me decían que la masa era algo distinto y me preguntaban si éramos los de Lalín".