Hace siete años que el estradense Benito Torrado se lanzó a la aventura de criar cerdos celtas. Compró un único animal y acabó decidiéndose a vivir de ello. Hoy tiene más de una treintena de estos ejemplares, de una carne muy apreciada tanto dentro como fuera de Galicia. En su finca de Barreiros, en la parroquia estradense de Guimarei, esta piara podría vivir a sus anchas. Tiene amplio espacio y no está sujeta a las condiciones de una estabulación tradicional, de manera que estos cerdos pueden retozar alegremente y dedicarse a la buena vida hasta que les llegue su particular San Martín. Por tener, el resort que esta explotación porcina ofrece a sus residentes tiene hasta 'piscina'. Y es que desde hace años el agua procedente de un camino inunda la finca, creando una enorme balsa de agua que mantiene a este estradense sumergido entre la indignación y la impotencia.

Torrado Rivas explica que el problema emana de un camino que asegura de titularidad pública y que da acceso a varias fincas. El vial en cuestión se inunda con las escorrentías cuando llueve y acaba acumulándose gran cantidad de agua en el acceso a su explotación. De este modo, un gran "lago" separa el acceso rodado a esta propiedad de la zona en que se acomodan los cerdos.

Explica este vecino que acudió en diversas ocasiones al ayuntamiento a solicitar que se encauzase este agua y se pusiese fin a su problema. Asegura que hasta ahora solo ha obtenido buenas palabras pero pocos resultados. Incide en que su desesperación le lleva a pedir únicamente que se le facilitase el material y que él mismo asumiría el trabajo. Sigue sin una respuesta.

La solución, según relata, no es del todo fácil. Benito explica que hizo hasta ahora todo lo que estaba en su mano para intentar zanjar el problema. "Arreglé lo que pude. Gasté lo que pude y lo que no pude", declara. El caso es que bajo este camino pasa una traída de agua que sirve a varios hogares de Guimarei, de manera que este estradense insiste en que no es cuestión de que cualquiera se ponga a excavar y meter tubos.

Después de varias jornadas con intensas precipitaciones, el día a día en esta explotación de porcino celta de A Estrada no es del todo fácil, al menos para quien se encarga de gestionarla. Su propietario indica que acude varias veces al día y que, cuando lo hace con el remolque cargado de alimento para los cerdos, se ve obligado a detener los vehículos en el camino, sin opciones de atravesar la gran balsa de agua que lo separa de los animales. No le queda más remedio que apearse e ir surcando las aguas a pie.

A esta incomodidad se suma el hecho de que las cuadras que tienen los animales para guarecerse -se crían a campo abierto- están también inundadas. Torrado incide en que este no es el primer invierno que soporta esta situación pero confiesa que sí es el peor.

El propietario de esta explotación destilaba ayer impotencia ante una situación que, insiste, está acarreando importantes perjuicios para su actividad. La piara tiene en estos momentos vistas a un auténtico mar en tierras de interior. Mientras, su propietario continúa luchando para que las aguas vuelvan a su cauce.