La nueva temporada lechera arranca hoy con los contratos trimestrales sin renovar -son la mayoría de los convenios firmados- y un plazo de un mes para que éstos estén depositados ante la Comisión de Seguimiento de Contratos. Así que el sector se enfrenta a dos opciones: o bien firmar un convenio (casi) a mes vencido o firmar con la presión del tiempo que puede utilizar la industria a su favor para ofrecer un precio a la baja. En cualquier caso, el ganadero vuelve a estar negociando desamparado, porque ni la Xunta ni el Ministerio comprueban que se cumple el decreto lácteo ni la Ley de la Cadena Alimentaria.

A falta de conocer el precio de la leche cruda en febrero, las organizaciones creen que se repetirá la media de enero (39,16 céntimos), y que durante la primavera la cifra se moverá en una cantidad similar. Pero es difícil que se rebasen los 40 céntimos. Al menos, no hay razones para que baje el precio de la leche cruda, a pesar del "caldo de cultivo que nos vende que existe una sobreproducción", indica el secretario de Vacún de Leite de Unións, Javier Iglesias. Por eso, su compañero de organización, Román Santalla, recomienda a los ganaderos "que se fijen en la letra pequeña de los contratos", porque no es el primer caso en que se pacta un precio y la factura que se cobra es muy diferente.

La venta final de leche y derivados está al alza, otra cuestión que nos hace pensar en que no tiene sentido bajar el precio de la leche en crudo. Pero también es cierto que una veinte de industrias se enfrentan a una posible sanción de Competencia por pactar precios y mercados. Desde Xóvenes Agricultores, su secretario Francisco Bello teme que, si se firman contratos retroactivos, "las industrias rebajen el precio que pagan a los ganaderos para así ahorrar y poder pagar la multa". Si esos contratos con carácter retroactivo funcionan, "da igual que duren seis meses o un año", añade.

En este maremagnum de fechas y precios, lo habitual es que los contratos de un año mantengan un precio variable, aunque no siempre se siguen los índices de referencia de la Interprofesional Láctea. Hay un caso, el de Danone, en el que la industria se guía por un modelo de indexación propio, apunta Santalla.

El papel de Ulega

Los ganaderos, en concreto 3.000, tienen como apoyo la única Organización de Productores de Leche, Ulega (acrónimo de Unión Leiteira Galega). Su presidente, el rodeirense José Vence, incide en que la entidad "busca un precio mínimo para que, a partir de ahí, las cooperativas peleen por subirlo". Incide en que, con precios dignos, el sector podrá volver a crear empleo. Desde Xóvenes, sin embargo, Bello cuestiona la efectividad de esta organización e incide "en que los ganaderos debemos organizarnos para desarrollar sistemas que eviten la saturación del mercado. Habría que emplear las ayudas europeas en proyectos nacionales para el tratamiento de excedentes", concluye.