Javier Castelo se considera un "exiliado político" al ser incompatible su puesto como concejal con el de funcionario del consistorio cruceño. Su cese como técnico en UGT Deza lo obliga a volver al ayuntamiento y, aunque seguirá vinculado al PSOE, considera que ya no es la persona idónea para encabezar la candidatura a las municipales dentro de dos años.

-¿Ha sido muy duro para usted tomar esta decisión?

-Muy duro. Es dar un paso atrás y es algo que no tendría porque hacer si no fuese por la crisis. Soy un exiliado político, no me dejar dedicarme a lo que tanto me gusta solo por ser funcionario. Siempre he concebido la política como un servicio público al margen de que cada uno tenga sus ideas. Supongo que seguiré en la secretaría xeral y a la espera de lo que diga el partido, si quiere darme algún cargo de responsabilidad y si no seré un militante de base.

-¿Como valora estos seis años en la oposición?

-Hacer oposición en Cruces es muy complicado, tanto por la mayoría absoluta del PP, como por los desplantes que se hacen a la oposición. Todos conocen la prepotencia con la que actúa el gobierno y los obstáculos que se nos ponen. En este caso tenemos mucho que avanzar en el ayuntamiento con cosas que se llevan al terreno personal.

-¿Cuáles han sido los momentos más dulces y los más amargos?

-Los dulces son cuando te sientes útil resolviendo problemas a los vecinos, aunque también hay cosas que te piden que no están en tus manos. Logramos que se pudiesen realizar las actualizaciones de las tarjetas del INEM, el área recreativa de Sabrexo... Lo peor es la familia, sobre todo si tienes niños pequeños, por el tiempo que te quita la política.

-¿Cree que el alcalde no le perdonó que liderase la candidatura del PSOE?

-Las alusiones personales fueron constantes en los plenos. No quise entrar en temas personales, porque en política no se trata de embarrar. La gente está cansada del "y tú más", por eso la clase política está tan denostada. Si no te defiendes mal, pero si le entras al trapo, es peor. Lo que debería ser una actividad reconocida por todos se convierte en algo triste. La gente que no tiene otro modo de vida se aferra a la política y no quiere dejar el sillón, usando para ello las artimañas más barriobajeras.

-Ahora tendrá a Jesús Otero como jefe de nuevo. ¿Como aventura que será su relación con él?

-Así es. El alcalde es el jefe del personal, pero yo no me debo a Otero, me debo, como funcionario, a los ciudadanos. Ahora depende de él aprovecharme como trabajador. Estaré a sus órdenes, no me queda otra. En el consistorio nunca puse problemas para trabajar en un departamento u otro.

-La coordinación del grupo queda en manos de Bruno Vila. ¿Qué destacaría de este compañero y de la que lo sustituirá?

-Yo era la cabeza visible de un equipo, nada más, todos somos prescindibles. De todos los que íbamos en la lista, yo era el menos listo de todos. El grupo funcionará con Bruno tan bien o mejor, es una persona muy preparada, como Xurxo Guzmán. Y Estela -Rodríguez- es una persona muy implicada.

-A dos años vista para las próximas municipales, ¿descarta liderar otra vez la candidatura?

-No veo lógico que sea el candidato, pero estoy a disposición del partido. La gente quiere caras nuevas, pero siempre que se renueven los demás. Ojalá saquemos una lista que sea un bombazo para desbancar un poco al PP, que está arrasando en los últimos años.

-¿Qué sensaciones le deja el ecuador de este mandato?

-La inanición del gobierno, aunque tampoco hay muchos recursos. Tirar el consistorio viejo fue uno de los momentos más dolorosos de mi vida política. Se anuncia un complejo deportivo que no se puede hacer... Nosotros hemos aportado cosas rechazadas por el gobierno y luego recuperadas por ellos. Eso es triste.