Los atentados contra el patrimonio público e histórico fueron frecuentes décadas atrás, cuando desaparecieron numerosos petos de ánimas, pilas bautismales de las iglesias y otros elementos artísticos. Ahora, con una sociedad más consciente de la importancia de velar por sus bienes el número de este tipo de delitos se ha rebajado, aunque ocasionalmente vuelven a sucederse este tipo de agresiones al patrimonio. Este es el caso del cruceiro que presidía el cementerio viejo de la parroquia lalinense de Vilatuxe, que semanas atrás fue objetivo de los ladrones, que destrozaron el capitel para llevarse la cruz de este elemento artístico centenario.

Un vecino de la parroquia fue el que avisó a otros residentes de la desaparición de la cruz asentada en el capitel y por lo que se puede observar ahora, los ladrones arrancaron de cuajo esta parte alta del crucero, ocasionando daños en el resto de la estructura. No obstante, en principio se descarta el deterioro del fuste o de la plataforma en la que se asienta este elemento tallado en granito y que algunos residentes estiman que tendría más de cien años. Poco después de conocer el suceso, la Asociación de Veciños de Vilatuxe trató sin éxito de localizar una pieza que, según algunos expertos, pudo haber sido sustraída para colocar en un hórreo particular. El colectivo vecinal contactó con especialistas en arte para interesarse si el crucero estaba inventariado, pero en principio todo apunta a que no es así, aunque este tipo de piezas €también los hórreos€ de más de 100 años no pueden ser modificados sin el preceptivo permiso de la Dirección Xeral de Patrimonio. Con este organismo dependiente de la Consellería de Cultura tienen previsto contactar los vecinos para que al menos tenga constancia del robo y al menos pueda iniciarse una investigación que permita la localización del elemento principal del cruceiro que fue robado.

La asociación vecinal estudia la posibilidad de encargar otra pieza para el camposanto, que no tendría el mismo valor patrimonial que el actual cruceiro, y lamenta que este tipo de atentados contra los bienes públicos se produzcan.

La localización del cementerio, emplazado a escasos metros de la iglesia parroquial, permite a los ladrones actuar de noche sin ser vistos, pues aunque el recinto está próximo a una carretera, cuenta con un cierre perimetral pétreo que facilitaría a los amigos de lo ajeno actuar con mayor facilidad. Ahora solo resta esperar que aparezca la cruz de la obra artística, aunque en principio parece complicado que pueda recuperarse.