¿Dónde se encuentra el cadáver de Fernando Caldas Villar? Sus padres le vieron por última vez el 16 de julio de 2004. Mañana se cumplen siete años de esa fecha, y el paradero del joven vilagarciano sigue siendo una incógnita. Inicialmente se sospechó que sus verdugos lo enterraron en algún punto de Portugal.

Pero algunos indicios apuntan que en realidad el cadáver podría estar mucho más cerca, concretamente debajo del pilar de un puente de la autovía Santiago-Brión, que se estaba construyendo en 2004.

Pero el hecho de que Caldas no haya aparecido no parece obstáculo para que la Audiencia Nacional procese a diez personas por su secuestro y posterior asesinato.

El magistrado Eloy Velasco dictó en marzo pasado un auto en el que apunta que existen "indicios" suficientes para acusar a los procesados de la muerte de Caldas. El caso está abierto, con lo que el juicio oral se celebrará en próximas fechas en Madrid.El asunto se dirimirá en la sección tercera de lo Penal.

Contra la ostentación

Antes de su desaparición Fernando Caldas trabajaba en Vilagarcía, en una tienda de telefonía móvil regentada por Rosa Charlín, que por aquel entonces era compañera sentimental de Jorge Juan Durán Piñeiro. Éste estaba en la cárcel y se le suponía el papel de líder de una activa organización de narcotraficantes. Los investigadores están convencidos de que Fernando Caldas formaba parte de esa misma banda, y que de hecho dos días antes de su desaparición se trasladó a Alicante con otros miembros del grupo para participar en una transacción de droga.

El día de la fiesta de la Virgen del Carmen de 2004 salió de casa diciendo que iba a Santiago a comprar unos teléfonos móviles. Se habría dirigido, sin embargo, a un piso que la organización tenía en Bertamiráns. Su intención era cobrar su parte de los 300.000 euros recaudados por la banda. No obstante, se encontró con una sorpresa porque quienes le estaban esperando en el piso tenían otras instrucciones.

Al parecer, Fernando Caldas iba por libre y gastaba dinero a manos llenas. A Jorge Durán no le gustaba esa ostentación, pues temía que pusiese a la policía tras la pista de la banda. En una carta que escribió en prisión decía a otro de los imputados, Miguel Ángel Fernández Rodríguez, que "tenemos la gallina de oro y la va a joder. Tal y como va no llegaréis a la Navidad". Por ello, habría ordenado a sus hombres que hiciesen desaparecer a Fernando Caldas.

Los miembros del grupo hicieron rehén al vilagarciano y lo metieron a la fuerza en el maletero de un coche. Pero no tuvieron la precaucación de registrarle, y Caldas consiguió mandar un mensaje de socorro al teléfono móvil de un amigo suyo, Juan Marcos Vigo Fernández.

Pero esta supuesta amistad habría pesado menos que la condición de Marcos Vigo como lugarteniente de Durán, pues lo que hizo al recibir los mensajes fue avisar a los secuestradores de que Caldas tenía el teléfono consigo.

Lo que pasó después con el vilagarciano está por esclarecer. Mientras, en la capital arousana, Marcos Vigo y Rosa Charlín comunicaron el secuestro a los padres de Caldas, quienes acudieron a presentar la denuncia en la comisaría de Policía.

Sin embargo, los investigadores creen que antes de hacerlo se aseguraron de pasar por el piso de Caldas y de hacer desaparecer algunas cosas que podían ser comprometedoras, incluidos 15.000 euros.