Marta Martínez Novoa | Psicóloga, escritora

“En este contexto social es normal que nuestra salud mental esté destrozada”

La especialista en salud mental presenta el libro “El síndrome de la chica buena”

La  psicóloga Marta Martínez Novoa.

La psicóloga Marta Martínez Novoa. / CARLOS RUIZ B.K.

“Deja de complacer a todo el mundo y empieza a pensar en ti”, recomienda la psicóloga Marta Martínez Novoa ya en la portada de su nuevo libro, “El síndrome de la chica buena”, una obra pensada para aquellos (suelen ser aquellas, ya que afecta mayoritariamente a mujeres) que sienten que son están siempre a la cola de su propia lista.

–¿Qué es el síndrome de la niña buena?

–Aunque de primeras parece que pudiese ser una enfermedad no tiene nada que ver, es más bien como un patrón de comportamiento y de relación con nosotras mismas y con los demás, que tiene como eje central, por así decirlo, lo que en psicología llamamos sobreadaptación. Es decir, nos adaptamos constantemente a los demás, dejándonos a nosotras mismas por el camino. Eso implica soler anteponer las necesidades de los demás a las propias, que tengamos mucha dificultad para tomar decisiones porque estamos muy pendientes del qué dirán. Y todo al final termina concluyendo en que nos convertimos en personajes secundarios de nuestra propia vida, en vez de ser protagonistas.

–¿Cómo ha sido el modelo de crianza de estas personas?

–Hay diferentes casos, pero todas tienen en común la sobreexigencia por parte de los referentes, a veces es desde los padres pero otras muchas veces no tiene por qué, lo que fuera de casa también nos influye, como tener un profesor muy influyente para nosotros que también nos ha exigido mucho, podría venir de diferentes lugares. Pero lo que hay en común es esa sobreexigencia, que a veces es directa, por ejemplo esperando de ti que tengas notas muy altas, o que seas muy correcta. Otras veces es más difícil de ver, es más implícita, como puede ser que tus padres esperen mucho de ti, porque confían mucho en ti, lo cual es a todas luces algo bueno, pero a la larga, por sus características de personalidad innatas, puedes vivirlo mucho desde la autoexigencia, y termines sólo sintiéndote válida cuando aspiras a más, a más, a más, entrando al final en un bucle sin fin que es agotador.

"Los problemas de salud mental también tienen mucho que ver con el contexto social"

–¿Cómo advertir que pdoemos tener el síndrome y salir de esa rueda?

–Lo primero de todo, pararnos un poco a valorar las características típicas del síndrome y ver si nos sentimos identificadas, que sería, como hablábamos, anteponer las necesidades de los demás a las propias, tener una gran autoexigencia e hiperresponsabilidad, lo cual nos dificulta muchas veces poder disfrutar de las situaciones, la dificultad en la toma de decisiones, la preocupación por el qué dirán… Todo lo relacionado con estar pendiente de los demás, ya sea a la hora de los cuidados o de la imagen que damos, y no tanto de nuestras propias necesidades. Una vez que ya tenemos identificado si encajamos en este patrón de alguna forma, yo siempre recomiendo buscar ayuda profesional, porque al final hay muchas cosas que se pueden hacer, claro, que son las que se comentan en el libro, pero lo más importante es hacer un proceso personalizado, con tu propia historia vital, que es diferente de la de cualquier otra persona, y aprender a darte un poco de espacio en tu propia vida, aprender a autoescucharte, sería el primer paso.

–La pandemia y también las jóvenes generaciones han contribuido a luchar contra el tabú de las enfermedades mentales y, en general, de la insatisfacción emocional…

–Sí, totalmente, al final era una tema que estaba mucho más en la sombra y ahora está muchísimo más presente. Yo siempre digo que el hecho de que algo esté más presente o que se hable más no quiere decir que se hable mejor, a veces caemos en patologizar dolores de la vida cotidiana, que al final es imposible que siempre estemos bien. Pero tenemos que quedarnos con lo bueno, que es que este tema está ocupando un lugar y dándosele la importancia que mereces, sobre todo, como dice, después de la pandemia, donde quien más y quien menos ha sufrido no digo un trastorno ni mucho menos pero sí algún tipo de problema en su salud mental.

–Usted tiene una fuerte presencia en las redes sociales ¿están ayudando?

–Sí, las redes sociales, como casi todo en esta vida, tienen un doble filo. Obviamente tienen su parte más oscura, de cómo nos hacen compararnos, ver vidas idílicas y sentir que la nuestra no es suficiente, estar enganchados al like, a que nos den me gusta, ese refuerzo positivo a través de algo tan accesible como nuestro móvil. Pero también tienen una parte muy positiva que, claro, es con la que me intento quedar, que es que son un canal buenísimo para la divulgación, responsable, científica y accesible para todo el mundo, que creo que eso es clave, quien más o quien menos tiene acceso a internet de alguna forma en su día a día y al final es mucho más fácil y mucho más agradable probablemente leer un post breve, en un lenguaje claro y sencillito, que a lo mejor ponerte a buscar libros más técnicos y demás. Esa es una gran potencialidad de las redes.

"Este tipo de discurso del positivismo me parece superpeligroso, que es lo que ha estado imperando en los libros típicos de autoayuda"

–La depresión es la principal causa de discapacidad y su incidencia ha aumentado en los últimos años ¿qué nos pasa?

–Es que nos pasan muchas cosas. A veces tendemos a pensar que los problemas de salud mental son algo meramente individual, es decir, algo que solo tiene que ver con tu historia de vida, con tu genética etc, pero es que los problemas de salud mental también tienen mucho que ver con el contexto social. En un contexto social donde hay muchísimas dificultades para el acceso a la vivienda, muchísima precariedad laboral, desigualdades sociales... es normal que nuestra salud mental esté destrozada, porque todo esto influye y muchísimo. Y por desgracia es algo que, sí, que hay partes que pueden estar en nuestra mano pero hay muchas que no. Entonces, claro, cuando viene gente a consulta con un cuadro depresivo que tiene mucho que ver también con la situación social en la que vive, es muy… Nos genera mucha impotencia como profesionales, porque hay muchas cosas que se pueden hacer, por supuesto, pero por desgracia cambiar el contexto social no está en nuestra mano, al menos de manera inmediata.

–¿Ayuda este positivismo de “no es que cobres poco”, “no es que no tengas vivienda”, es que tu no eres suficientemente optimista?

–A mi este tipo de discurso del positivismo me parece superpeligroso, que es lo que ha estado imperando en los libros típicos de autoayuda y demás. Me parece superpeligroso porque al final es culpabilizar a la persona de algo que, como hablamos, no está tanto en su mano. A mi al final lo que me gusta es poder responsabilizar a la persona de lo que está en su mano, que ya es bastante, pero también es muy liberador saber que algo no depende de ti y que lo último que tienes que hacer es machacarte por algo en lo que quizás no puedes hacer tanto. Entonces al final estos discursos son muy peligrosos, hacen más daño a la salud mental, al final no solo tienes la carga de lo que está pasando sino también la carga de la culpa por sentir que no puedes hacer nada con lo que te sucede.

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