De surcar los mares a colgar de un hombro

El proyecto Tombo, de la pontevedresa Sara Formoso Cuesta, recicla velas de embarcaciones en bolsos, mochilas, neceseres...

Sara Formoso Cuesta trabaja con una vela en el taller particular de su casa.

Sara Formoso Cuesta trabaja con una vela en el taller particular de su casa. / GUSTAVO SANTOS

“Mientras brille el Sol, soplará el viento. Mientras el viento sople, las velas y las olas dibujarán nuestro horizonte”. Así se presenta en su página web el proyecto Tombo, centrado en el diseño y confección de bolsos y complementos fabricados a mano cien por cien a partir de velas de barco reutilizadas. Detrás de esta iniciativa está Sara Formoso Cuesta, vilagarciana afincada en Pontevedra.

En su pequeño taller, que por ahora mantiene en una de las habitaciones de su vivienda en pleno centro de la Boa Vila, hay bolsos, mochilas, neceseres... todos realizados con este material reciclado de embarcaciones que tenía como destino una planta de residuos sólidos urbanos y cuya resistencia en un plus en los nuevos artículos a los que da vida.

La idea surgió en octubre de 2021 y en junio de 2022 vio la luz a través de un programa de emprendimiento de la Diputación de Pontevedra. Tras sus primeros pasos y ventas a través de internet y en mercados con esta empresa, ahora el siguiente es lograr llegar a más público, por lo que se está planteando seriamente abrir un local a pie de calle en la ciudad.

“Lo que veo es que a la gente que no conocía el proyecto le gusta, así que creo que sería muy bueno llevarlo a pie de calle”

“Antes tenía una marca de moda sostenible, pero con todas las producciones siempre sobraba stock. Te das cuenta de que la moda es efímera y de que no puedes hacer colecciones permanentes. Coincidiendo con mi vuelta a Galicia, ya que en aquel momento estaba viviendo en Mallorca, y tras darle muchas vueltas, se me ocurrió intentarlo con las velas”, explica.

Esta elección no fue casual, ya que su padre está muy ligado al mundo del mar, lo que hace que para ella este mundo, y el de la vela, no sean nuevos.

Lo más difícil en un inicio fue buscar proveedores de velas en la zona de Pontevedra y sus alrededores. Al final, en Santa María de Cornazo, en Vilagarcía de Arousa, encontró un sitio en el que reparan velas, Laurent Sails, donde contaban con muchas que ya no se iban a usar. “No es tan fácil hacer la selección, porque cuando tú de deshaces de una vela es porque está rota, tiene manchas, está amarilla... Yo selecciono las mejores piezas de la vela. De una de veinte metros cuadrados salvas muy poco, ya que normalmente son blancas”, asegura.

Actualmente, trabaja también con otras que son de color pizarra, de fibra de carbono, y que fueron utilizadas en la Copa América de Vela.

Una de las partes que más valora Sara Formoso en una vela es el ollado, los ojos por los que se pasan los cabos. Que uno de sus bolsos o mochilas incorpore alguno no resulta fácil, puesto que no todas las pieza salvables los tienen de partida. Aún así, de vez en cuando logra fabricar algún complemento con ellos, “procurando situarlo en el frontal y en el centro”, lo que le da más valor al artículo en cuestión.

"Yo selecciono las mejores piezas de la vela. De una de veinte metros cuadrados salvas muy poco, ya que normalmente son blancas”

Su producción en estos momentos está condicionada por las ferias en las que participa. La próxima, de hecho, será en mayo. Además, a través de internet trabaja bajo pedido. Por ello, las redes sociales y determinados eventos son fundamentales para su promoción en estos primeros pasos. Así, ya participó en el Pont-Up Store de Pontevedra y en el Mar de Mares de A Coruña. “Lo que veo es que a la gente que no conocía el proyecto le gusta, así que creo que sería muy bueno llevarlo a pie de calle”, considera esta emprendedora, enfermera de profesora y con formación en Diseño y Corte y Confección.

Su clientela es muy variada, aunque la mayoría son mujeres de 30 o más años. “Una de las cosas que valoran mucho es que estos bolsos son muy ligeros, que casi no pesan nada, y que son piezas únicas”, celebra.

También los precios son muy diferentes y la horquilla se mueve entre los 25 y los 70 euros, según el producto. “Sobre todo, hay que destacar que la duración de estos materiales técnicos es eterna, que son impermeables y que, en caso de algún problema, por ejemplo con el cosido, tienen una garantía”, añade.

El proyecto Tombo está abierto a sugerencias y colaboraciones, de ahí que en su página web (tombobags.com) Sara Formoso Cuesta ofrezca una pestaña en la que se pueden donar velas en desuso a cambio de la fabricación de un bolso o mochila de recuerdo o de una venta tradicional. La idea siempre es apostar por el reciclaje y las segundas oportunidades.

Suscríbete para seguir leyendo