“Esto miradlo bien porque ha sido él”, pidió el novio de Jéssica Méndez a los agentes de Tráfico

Los peritos afirman que José Carlos Eirín, acusado de matar a su vecina, la embistió con su vehículo “a conciencia” y sin que ella pudiese hacer nada para evitar el impacto mortal

José Carlos Eirín llega a la Audiencia Provincial de Pontevedra.

José Carlos Eirín llega a la Audiencia Provincial de Pontevedra. / Gustavo Santos

El novio de Jéssica Méndez –víctima mortal de un siniestro de tráfico en un cruce de la N-550 en Barro, de cuya intencionalidad se acusa a su vecino José Carlos Eirín–, pidió a los primeros agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar: “Esto miradlo bien; miradlo bien porque ha sido él”. Así lo declaró en la cuarta sesión de la vista, que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Pontevedra, uno de los agentes que instruyeron la investigación en el mismo lugar del accidente, aquel 17 de marzo de 2022.

La pareja de Jéssica señalaba en el mismo lugar del siniestro al hombre al que se acusa de la muerte de la joven. Uno de los agentes de tráfico que llegaron en primer lugar al punto, comunicó igualmente a este investigador lo que le habían comentado las personas que se acercaron al lugar: “Que esto ya venía de atrás, que había denuncias previas, que le acosaba”, explicó al tribunal este agente.

Denuncias previas

Más tarde corroboraron la existencia de dichas denuncias. En el lugar del siniestro mortal, la pareja de la víctima indicó a los agentes que el ahora investigado “la estaba acosando, que les habían aparecido las ruedas del coche pinchadas, que habían puesto denuncias”.

Otro agente de la Guardia Civil de esta primera patrulla declaró que observó cómo el novio de la víctima se dirigía al investigado “en tono amenazante”, por lo que le preguntó si le estaba amenazando. “Me dijo que quería irse de allí”, explicó este funcionario, quien también informó al tribunal de que la pareja de Jéssica le informó de que habían puesto cámaras en su casa, en la huerta (por el acoso que sufrían de José Carlos Eirín). Más tarde el cuñado del propio Eirín confirmaría a los agentes ese dato.

En esta cuarta sesión del juicio declararon agentes y peritos de la Guardia Civil, que en conjunto desmontaron la estrategia de la defensa. Rechazaron tanto el impacto fortuito del coche del acusado con el de la víctima, como también que el hombre se viese afectado por un medicamento que al parecer tomaba para unos dolores que sufre en las manos.

"No estábamos antes un accidente"

Uno de estos agentes de Tráfico que acudieron en un primer momento al lugar de Constenla, Barro, llegó a aseverar que “no estábamos ante un accidente, sino ante un siniestro vial provocado de forma consciente y voluntaria”. Lo calificó de “embestida”.

Este funcionario, que a preguntas del tribunal indicó que tenía veinte años de experiencia en Tráfico, explicó que, cuando los agentes acuden a un accidente son capaces de discernir por los indicios con los que se encuentran en un primer momento si hay un “elemento sorpresivo, involuntario, una infracción a una norma que ha generado ese siniestro”, pero, en este caso concreto, “faltaba ese elemento de imprudencia, de infringir una norma”. Afirmó que en este caso “no vimos por ningún lado indicios que nos hicieran pensar que ese hecho era algo involuntario”. Eso fue lo que llevó a estos agentes remitir el caso, esa misma tarde, a la Policía Judicial para que se investigase como un posible delito. No había señales en la calzada que hiciesen pensar en una posible maniobra evasiva, como marcas de frenado, explicaron. Los agentes indicaron que en ese primer momento, José Carlos Eirín negó conocer a la víctima, y que confirmó que eran vecinos momentos más tarde, cuando él ya estaba en el hospital.

Reconstrucción

Los peritos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil afirmaron que el acusado embistió con su coche “a conciencia” al vehículo de Jéssica Méndez.

Estos peritos estiman que la velocidad del coche del acusado era de 81 km/h y descartan también algún fallo mecánico o eléctrico del vehículo, y han señalado que Jéssica “no tuvo ninguna posibilidad de haber evitado” al coche que se le vino encima, que desplazó su vehículo más de 16 metros.

Por otra parte, recalcaron que el coche de la joven “estaba parado” cuando se produjo la colisión y no había indicios de que Jessica hubiera hecho ya la maniobra de incorporarse a la N-550, como mantuvo el acusado en los primeros momentos tras el accidente, alegando que se le había “echado encima”.

José Carlos Eirín está acusado de un delito de asesinato con alevosía, con la agravante de género, por el que se enfrenta a 24 años de prisión e indemnizaciones que suman unos 385.000 euros.

Los peritos: “Hubo una conciencia y voluntad del conductor en la colisión”

Los agentes del destacamento de Tráfico de la Guardia Civil que acudieron al lugar el día del siniestro confirmaron ante el tribunal que cuando llegaron hablaron con el acusado, quien manifestó que “no estaba mareado” y “que no se había dormido”. Les indicó además que la otra conductora “se le había metido” en su trayectoria. Según estos testigos-peritos que realizaron la investigación, las circunstancias de este siniestro carecían del “elemento de imprudencia” o de “distracción” o “infracción” que suelen tener los accidentes de tráfico. “No vimos por ningún lado indicios de hubiera sido involuntario, más bien todo lo contrario”, aseguraron. Según señalaron estos expertos, había “indicios”, como la posición de los coches tras el choque o la ausencia de marcas de frenada, que “hacían pensar que no había sido un accidente, sino un siniestro provocado de forma consciente y voluntaria” en la colisión. Los agentes indicaron, por otra parte, que José Carlos Eirín dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas.

“Descartamos la somnolencia por las declaraciones posteriores del acusado”

La defensa de José Carlos Eirín mantiene como una de sus líneas argumentales que el acusado habría sufrido un “microsueño” mientras conducía, producido por un medicamento, Tramadol, derivado de opioides con una potente acción analgésica. La supuesta somnolencia provocada por este fármaco fue descartada por uno de los investigadores y lo hizo “a raíz de las declaraciones posteriores del acusado”. La defensa alegó contradicciones en este punto del peritaje, ya que asegura que sí se tomó en consideración esta posibilidad en la instrucción de la investigación. De hecho, el acusado indicó a los agentes que investigaron el lugar del accidente que este les explicó que había ido a una ferretería a comprar unos guantes y unos depósitos de plástico para sus curas en las manos, pero que dio la vuelta en la carretera porque decidió ir primero a la farmacia a comprar este medicamento. Esa sería la razón por la que hizo el giro en la carretera que acabaría en el choque fatal.

“Asesino, te vas a pudrir en la cárcel”, le gritan

Gritos de “¡asesino, cabrón, te vas a pudrir en la cárcel, desgraciado!”, despidieron ayer al acusado de este supuesto asesinato con agravante de género, a la salida de la cuarta sesión del juicio. Familiares y amigos de Jéssica Méndez acuden cada día a la sala de la Audiencia Provincial de Pontevedra para seguir el proceso. En la sesión de ayer, los peritos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Guardia Civil explicaron que un segundo antes del impacto con el coche de Jéssica, el acusado realizó un giro a la derecha para impactar con el turismo de la víctima.

Afirmaron que el coche del acusado tenía espacio, tiempo y visibilidad para hacer una maniobra evasiva, frenar o intentar evitar el choque, pero no hay indicios de que actuara en ese sentido. Además, descartaron que se produjese una salida de vía por despiste u otra circunstancia, ya que el propio bombeo de la calzada (un abultamiento para evitar las balsas de agua), si no se toca la dirección, por sí mismo no justificaría ese desvío. “Es necesaria una maniobra de giro”, explicaron los expertos.