La residencia de Campolongo mantendrá a sus 100 mayores en el centro durante las obras de reforma

La Xunta y la dirección priman el bienestar de los usuarios evitándoles su traslado a diferentes puntos de Galicia | Los trabajos, que está previsto que duren un año y medio, podrían iniciarse a finales del mes de octubre

Usuarios de la residencia de Campolongo haciendo cola ayer para utilizar el ascensor en el interior del edificio.   // GUSTAVO SANTOS

Usuarios de la residencia de Campolongo haciendo cola ayer para utilizar el ascensor en el interior del edificio. // GUSTAVO SANTOS / Ana López

“A la hora de hacer las obras había dos opciones: organizar una diáspora de cien personas, que podían ser trasladadas a diferentes centros de Galicia, llevando como llevan algunos muchos años aquí, o mantenerlos durante los trabajos en la residencia. Optamos por esto último”. Así resume Juan José López Peña, director de la residencia pública de mayores de Pontevedra, la decisión tomada por la Consellería de Política Social de la Xunta de Galicia y él mismo de cara a las inminentes obras de mejora que se llevarán a cabo en el edificio, que, por cierto, ha cumplido 30 años este verano.

Se ha primado el bienestar de los mayores teniendo en cuenta que los trabajos está previsto que tengan una duración de un año y medio o incluso dos, como fácilmente puede ocurrir. “Muchos ya no iban a volver por una cuestión de edad. Además, en el caso de los mayores sería el segundo desarraigo de esta etapa de sus vidas, ya que el primero fue cuando salieron de sus casas para venir aquí. Yo me dije: esto no puede ser. Desubicarlos era una barbaridad. En este caso ha habido un consenso por nuestra parte y de la Consellería, de que vamos a hacerlo como hay que hacer las cosas: quedándonos aquí todos”, explica a FARO López Peña a poco de que se inicien las obras, este otoño.

Para poder materializar esta idea cuentan con la buena disposición de la empresa constructora, “ya que será necesario hacer todo por fases”. “La idea que tengo es subir a la planta cuarta a los usuarios de la tercera y los de esta a la segunda. Lo más importante es que la segunda planta, que hay que tirarla entera y remodelarla entera, cuanto antes lo hagamos mejor, para poder volver a la normalidad”, informa.

Redistribución en plantas

El edificio tiene cinco plantas, pero los residentes están en tres, que cambiarán su distribución una vez acabados los trabajos. Los de la segunda, actualmente los más independientes, pasarán a la cuarta; los de la tercera, de grado dos, se mantendrán en esta, y los de la cuarta, que ahora son los grandes dependientes, se trasladarán a la segunda.

Habrá obras en cuatro de las cinco plantas del edificio, ya que la quinta es el ático. En el resto se acondicionarán vestuarios, baños, la terraza se cubrirá, el comedor se bajará a la planta baja, donde la antigua cafetería, se mejorará la dotación de la enfermería...

Tal y como informó la Xunta de Galicia a mediados de agosto, la actuación ya está adjudicada a la empresa Ogmios y “tiene un plazo de ejecución previsto de 18 meses, una vez que comiencen los trabajos”.

Se realizarán obras de mejora por un importe de cuatro millones de euros para adecuar los espacios existentes, con una reorganización “que afectará especialmente a las zonas de enfermería y comedor”. Además, se cubrirá la terraza para que se pueda destinar como zona de usos múltiples, dejando un espacio exterior para el uso de las personas residentes. También se reformará por completo la citada segunda planta, mejorando su accesibilidad.

La actuación propuesta contempla el aumento de las condiciones de aislamiento, para lo cual se mejorará la envolvente térmica del edificio y se actuará sobre las carpinterías exteriores. Asimismo, se sustituirán los ascensores y las dos calderas de gasóleo por otras de biomasa.

“El edificio ha cumplido en agosto 30 años y le hacía falta una vuelta”, reconoce el director de la única residencia pública de mayores de Pontevedra, que considera que a finales del mes que viene, octubre, podrían empezar los trabajos.

Evolución de la gerontología

Juan José López Peña recuerda que durante estas tres décadas también ha cambiado mucho el concepto de la gerontología. “No solo el concepto de persona mayor ha evolucionado, sino todo. Mi generación ya no es la misma que la de estos usuarios, y vamos a necesitar no solo otros espacios, sino otros recursos: tablet, wifi, ordenador...”, pone como ejemplo.

“También ha habido cambios a nivel de cuidados. El concepto centrado en la persona que tenemos hoy no es el que había antes de tenerlos limpios y aseados. Ahora vamos más allá. Hoy mismo, sin ir más lejos, han asistido a una sesión de musicoterapia”, celebra el responsable del centro.

Buena prueba de ello fue la increíble experiencia que vivieron la Navidad pasada con la recepción de miles de felicitaciones de distintos puntos del mundo, que todavía, increíblemente, siguen llegando a día de hoy a la residencia pontevedresa en sobres y cajas.

Juan José López Peña charla con una usuaria de la residencia de Campolongo que él dirige.

Juan José López Peña charla con una usuaria de la residencia de Campolongo que él dirige. / GUSTAVO SANTOS

López Peña: “Esta es una casa, una comunidad”

Juan José López Peña lleva cerca de tres años en la dirección de la residencia de Campolongo, en la que ha creado unos importantes lazos con los usuarios. “Aquí la vida cotidiana es todo el día. Yo ocupo perfectamente un treinta por ciento de mi tiempo en resolver pequeños conflictos entre compañeros de habitación. Hay contacto directo con ellos todos los días”, afirma.

“Esa es la idea: esta es una casa, una comunidad. Yo soy incapaz de hablar de residentes, para mí son los chicos, porque esto parece más un colegio mayor que otra cosa. Y así tiene que ser. Esto ni es un hospital ni yo lo quiero”, añade.

Como ya ha insistido muchas veces en público, el director de la residencia de mayores de la Xunta en Pontevedra destaca el trabajo de todo el personal, “un equipo”. “El nivel de trabajo y de compromiso aquí es altísimo”, dice.

“Para mí el balance es muy positivo. Esto no es para todo el mundo. Por ejemplo, los ordenanzas hacen 53 noches al año, que es algo que tiene impacto en su vida personal y familiar. Pero aquí la gente trabaja muy bien”, considera.

De hecho, el centro participa en un programa con la Consellería de Política Social que se llama “Desatar”, para certificar su condición de centro libre de ataduras, una certificación que concede la Confederación Española de Organizaciones de Mayores, CEOMA. “Es un reto muy interesante que implica no tener ataduras en ningún sitio, ni sillas, ni camas...”, explica López Peña.

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