La ciudad que se resiste a vender patinetes eléctricos

La normativa municipal y la falta de stock dificultan su venta en el comercio urbano

Sergio Otero posa con un patinete eléctrico

Sergio Otero posa con un patinete eléctrico / GUSTAVO SANTOS

Gala Dacosta

Hay muchos pontevedreses que usan patinete eléctrico, pero no tantas tiendas que los vendan. La ciudad es llana y amable para el paseo, pero no es el caso del patinete: su uso está condicionado por factores tanto locales como globales. Mientras ciudades como la capital catalana acumulan multas y accidentes por negligencias con este tipo de vehículos, queda claro que la Boa Vila da prioridad a la seguridad y a la convivencia de los vecinos frente a la expansión de vehículos de movilidad personal (VMP). De todas las tiendas de bicicletas y ciclos, tan solo dos locales siguen vendiendo patinetes eléctricos en el centro de la ciudad del Lérez. Tras el bum de hace unos años, algunas se quedaron por el camino y otras se centraron en otras variantes del negocio como la reparación y el recambio de piezas, que tampoco es un negocio fácil. En Pontevedra, la ordenanza municipal da prioridad a los peatones por todo el centro de la ciudad, llegando a limitar la velocidad máxima a 10 kilómetros por hora. Además, ahora tan solo está permitido circular por la calzada.

Sergio Otero ahora solo repara patinetes en su tienda.   | // GUSTAVO SANTOS

Antonio Torres vende patinetes de alta gama / Gustavo Santos

Un buen ejemplo de por qué no compensa vender este producto en la ciudad es el de Sergio Otero, el responsable de Oterobikes en el centro de la ciudad del Lérez. Él está especializado en bicicletas de todo tipo, pero también probó a alquilar patinetes eléctricos entre 2018 y 2019. Cuenta que el negocio del patinete no resultaba satisfactorio como el centrarse solo en bicicletas.

Cree que el principal problema para que el comercio local trabaje con patinete es la posventa, ya que hay que dar una garantía de tres años: “Prefiero centrarme en las bicicletas, además el mantenimiento del patinete eléctrico es muy complicado. Entonces no estaba clara la normativa municipal y me daba miedo que la gente cometiese infracciones porque no sabían muy bien por dónde tenían que ir, ni se podía hacer zigzag, ni adelantar a peatones”. Solo un año después, los grupos municipales se reunían para aprobar una nueva ordenanza por la que se establecían multas de hasta 500 euros por infracciones con VMP. A la normativa se escapan, en cambio, los menores de doce años. Aun así, Otero señala: “No creo que Pontevedra sea una ciudad muy prohibitiva, yo creo que otros sitios de por aquí cerca como Sanxenxo son más exigentes”. Desde entonces, su relación con los patinetes se ha ceñido a solamente repararlos.

“No creo que Pontevedra sea una ciudad muy prohibitiva, yo creo que otros sitios de por aquí cerca como Sanxenxo son más exigentes”

Los pontevedreses que continúan sumándose a la aventura del patinete eléctrico acaban recurriendo a cadenas de electrodomésticos, como es el caso de la tienda Star. Ellos sí que venden patinetes, aunque notan que se resiente por la falta de stock. Pablo Sanjuan, que es dependiente en la tienda situada en la Praza de Galicia, achaca la falta de patinetes en gran medida a la guerra de Ucrania, que afectó a la fabricación porque la mayoría de los componentes de cada modelo tienen que llegar desde Asia. No cree que el interés de los pontevedreses por este producto haya disminuido, pero reconoce que hace un par de años, dice, vendían muchos más que ahora.

El Ferrari de los patinetes

Entonces, ¿dónde se pueden encontrar patinetes en el centro de Pontevedra? Todavía hay tiendas que disponen de este producto. Es más, hay un local que despunta y que cuenta con un producto exclusivo, que es difícil de encontrar en España. Se trata de Factory Bike, la tienda con taller especializada de Antonio Torrente. Desde el momento de su apertura en 2006, este negocio que empezó en Pasarón y posteriormente se trasladó al centro acabó convirtiéndose en un referente para los amantes de los patinetes de alta gama. Pero hay que destacar que este comercio es la excepción a la regla porque en Pontevedra no es boyante como en otras ciudades la venta de estos vehículos.

De hecho, hay bastante más demanda de motocicletas o bicicletas, por ejemplo, y hay muchas tiendas que se dedican al sector de las bicicletas, tanto a su venta como a su reparación. Y es que en este local de la Avenida de Lugo, que también vende motos y otros tipos de vehículos, no trabajan con cualquier marca, sino con Mv Agusta, una línea italiana de gran calidad que además fabrica motos y motocicletas. Usan materiales como fibra de carbono, chasis de magnesio y otras características exclusivas: “Nuestros clientes vienen desde distintos rincones de toda Galicia, solo tres distribuidores de España trabajamos con esta marca: uno en Barcelona, otro en Madrid y por útimo estamos nosotros en Pontevedra”. Pero el negocio de Torres es la excepción a la regla porque se trata de patinetes para un cliente de nivel adquisitivo medio-alto. Es un cliente que busca, dice Torrente, “el Ferrari de los patinetes”. Estos vienen de importación desde el país de la bota, de una fábrica que incluso trabajando al cien por cien de su capacidad puede llegar a sacar “quince mil unidades cada año”. A excepción de quien busca ese modelo concreto de la Avenida de Lugo, muchos pontevedreses tienen que recurrir a tiendas de Vigo, a la compra en línea o a cadenas comerciales: las tiendas locales del centro no acaban de encontrar en el patinete eléctrico un gran negocio.

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