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Las comunidades de vecinos atrasan obras y el encendido de la calefacción por la crisis

Preocupa que la subida de los precios del combustible y la amenaza de un problema con el suministro haga inasumible el gasto en algunos edificios ELa mayoría de los inmuebles pontevedreses cuentan con calefacción central

Edificio en la esquina entre Gutiérrez Mellado y Michelena Gustavo Santos

La llegada del invierno preocupa profundamente a los administradores de fincas pontevedreses ante la constante subida de los precios de los combustibles y la amenaza de problemas con el suministro, todo ello derivado principalmente de la guerra de Ucrania. Las comunidades de vecinos se preparan para afrontar unos gastos disparados en cuanto a calefacción, de ahí que entre sus objetivos se encuentre retrasar lo máximo posible el encendido de las calderas. A esto hay que añadir la crisis de suministros de numerosos materiales, lo que está provocando el retraso y el encarecimiento de las obras, de ahí que se estén aplazando actuaciones en gran parte del parque de edificios de la ciudad.

Según apuntan los profesionales del sector, este mes de octubre el gasóleo ha llegado a 1,41 euros el litro, cuando hace un año estaba se encontraba a 40 céntimos. Casi un euro más por litro, lo que supone un encarecimiento en muchos casos inasumible cuando se trata de grandes comunidades con calefacción central.

“A ver cómo se sale de esta, lo que nos puede salvar es que no haga mucho frío este invierno”, alertan varios administradores de fincas pontevedreses. Se refieren también a las medidas que pone en marcha el Gobierno, como la rebaja del IVA del gas natural del 21% al 5% hasta enero, que se aplicará también a la compra de briquetas y pellets con el objetivo de “apoyar a los consumidores domésticos y a la industria frente a la crisis energética”, según explicó la ministra Teresa Ribero.

“Cualquier medida que se tome va a ser insuficiente”, lamenta el responsable de JT Administradores, que explica que “el mercado está funcionando a base de golpes. Los precios se están disparando pero, además, no podemos hacer composiciones de lugar, porque si el gasóleo sube de golpe en una semana 30 céntimos, qué posibilidades tenemos de hacer una previsión con estas variaciones. Aniquilan cualquier presupuesto”. En su opinión, “la única solución es poner un tope de precio, es lo único que te permite hacer una previsión”.

“Las subvenciones no van a solucionar nada, porque para atajar este problema hay que ir a la raíz”, señala, al tiempo que añade que “lo ideal sería potenciar las energías renovables, pero por el momento no son rentables. Por ejemplo, la energía solar puede hacer que un edificio ahorre alrededor de mil euros al año, y esto no compensa la inversión que hay que hacer para su instalación. Hay muchas subvenciones para esto, pero se tienen que presentar con tiempo”.

Los profesionales apuntan que en las comunidades de vecinos siempre se aplazan las obras lo máximo posible, salvo que sean cosas imprescindibles y urgentes, y que la mayoría de los edificios del parque pontevedrés tienen calefacción central a gasóleo e instalaciones antiguas, pocos han cambiado de tipo de climatización.

Lo que sí se está tratando de hacer son obras para mejorar la eficiencia energética, especialmente en lo relativo a envolventes de edificios en ventanas, fachas y cubiertas, que además cuentan con subvenciones progresivas; es decir, cuanto más ahorro energético, más ayuda para la inversión. “Por ejemplo, en un utópico ahorro del 100%, la actuación estaría subvencionada al 100%”, explican.

Pero recuerdan también que “estamos en una situación coyuntural muy complicada”. En este sentido, desde JT Administradores comentan que “las empresas te mantienen los presupuestos como mucho 15 días, el año que viene todo lo que estaba previsto puede ser ficción. Entre que se aprueba una obra y se desarrolla pueden pasar muchos meses”.

Los fondos Next Generation son la gran esperanza de las comunidades de propietarios, pero lamentan que “en contra está que los materiales están subiendo de precio, que hay problemas de suministro y que no hay mano de obra. Si además le añadimos que las administraciones, a veces, están más preocupadas de ponerse zancadillas unas a otras... Tenemos que luchar muchísimo contra molinos de viento”.

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