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Comer al margen de las grandes distribuidoras

Familias de Pontevedra se organizan para consumir alimentos ecológicos y de proximidad

De izquierda a derecha: Borxa, Luz, Anxo, Geli, Pepa y David, sosteniendo el cartel de A Gradicela ante su local social. FdV

El actual debate sobre la carestía de la cesta de la compra, o el no tan actual problema de los alimentos procesados, los medios de producción industriales o las macrogranjas, lo tienen resuelto, desde hace varios años, un grupo de familias de Pontevedra. Son las integradas en la asociación de consumo responsable A Gradicela, un grupo de abastecimiento de alimentos ecológico y de proximidad, autogestionado y del que actualmente forman parte 14 familias.

Los integrantes de A Gradicela se ponen de acuerdo para adquirir productos alimentarios frescos, de elaboración ecológica y cercana, y resolver así todos los inconvenientes que implica comprar a grandes distribuidoras de alimentación, como el exceso de envases o el transporte.

A Gradicela se define como un grupo autogestionado que busca una transformación social, económica y ambiental, a través de un consumo responsable. Actualmente están asociadas 14 familias, pero el número de participantes es variable. El grupo funciona desde 2009 y desde entonces algunas familias se suman y otras se descuelgan, por las circunstancias de cada una.

Algunos integrantes del grupo preparan adornos para su local. FdV

Se reúnen cada semana en su local social de la calle Cruz Vermella (que comparten con Greenpeace) del que aclaran que “no es una tienda; para eso ya hay otros negocios en Pontevedra que lo hacen muy bien y tampoco pretendemos vender nada”, explica Gustavo, uno de los integrantes del grupo.

Cesta de la compra

Compran los alimentos que quieren consumir a productores pequeños y cercanos, como Meixoeira de Cangas; Daniel, que también vende en el mercado de Catro Ponlas; Amorodo; Arqueixal; o la carnicería Ecogaliza de A Estrada, con puesto de venta en el mercado de abastos de Santiago. También hacen pedidos extras de otros productos, como pasta de Rietvell, aceite Améndoas, u olivas de Casa Valbom de Portugal.

A estos y otros pequeños productores compran lotes de hortalizas, legumbres, frutas, conservas, leches y sus derivados, carne y otros alimentos de primera necesidad, sin pasar por las grandes distribuidoras y cadenas de alimentación.

El grupo admite que le cuesta crecer en tamaño y si bien actualmente son 14 familias, el número de participantes suele rondar la decena. Su esfuerzo por consumir productos frescos y de proximidad requiere cierto trabajo y no todo el mundo puede dedicarle tanto tiempo, explican. Y es que todos los socios que participan aportan también su trabajo personal para encargar, recibir o repartir los pedidos. Hacen estos encargos cada quince días, que posteriormente recogen en su local social.

En todo caso, la cooperativa procura lograr una participación activa y el compromiso personal de los asociados, tanto en la organización del colectivo como en el consumo regular a través de la realización de diferentes actividades. Estas son la obtención y venta de productos de origen ecológico en las mejores condiciones de precio y calidad para las familias asociadas, así como actividades de educación, formación e información en consumo responsable; economía social y solidaria; agroecología y medio ambiente. Otro de sus objetivos es la defensa y promoción de los derechos de las personas consumidoras y usuarias.

A través de su blog agradicelacoop.blogspot.com y de sus redes sociales explican cómo ponerse en contacto con el grupo, y dejan claro que no les mueve el propósito de ser un punto más de compra ecológica, ya que para eso hay otras iniciativas comerciales privadas en la ciudad. Les mueve, por el contrario, “agruparnos como consumidoras e consumidores conscentes que queremos consumir sano, pero tamén respectando a natureza e o traballo dos produtores e das produtoras. Interesados por impulsar o desenvolvemento da produción local ecolóxica e xusta”. Así, estas familias organizan su personal cesta de la compra “para cambiar o noso xeito de consumir e, por extensión, cambiar o modelo de consumo (e de sistema) que non nos gusta”. Los integrantes de A Gradicela no son meros consumidores de productos ecológicos, también les mueve el respeto por la tierra y por una agricultura responsable, garantizando un precio justo al productor y la protección del medio ambiente.

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