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Menos de 5.000 familias de la ciudad viven de alquiler y más de 17.000 ya no pagan hipoteca

Estudiantes de Belas Artes observan ofertas de pisos en alquiler en su facultad. Rafa Vázquez

Aunque la opción del alquiler de la vivienda habitual tiene a crecer de forma general, esta modalidad aún está muy poco extendida en la ciudad de Pontevedra, hasta el punto de que es la urbe gallega con menos índice de arrendamiento. Solo un 15% de las familias vive de alquiler, mientras que el A Coruña o Vigo se supera el 36%. Solo Ferrol se acerca a la ciudad del Lérez, con un 19% de hogares en este sistema.

En total, son menos de 5.000 las familias que optan por el alquiler, mientras que el 78% apuesta directamente por la compra. Son 25.000 las unidades familiares que son propietarias de sus pisos. Y además, una buena parte no paga hipoteca. Según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) correspondientes a 2020, más del 54% de las familias no arrastra cargas hipotecarias. En diez años se ha pasado del 48,5% al 54,3% actual, lo que significa que casi 4.000 unidades han pagado su hipoteca en esta década.

En cambio, la opción del alquiler se mantiene estable, en torno al 15% de todas las viviendas. Hace una década eran 4.300 familias y ahora apenas ha aumentado a las 4.800. Otras posibilidades, como la cesión del piso, apenas supone el 7% del parque total.

Más del 54% de las familias no arrastra cargas hipotecarias. En diez años se ha pasado del 48,5% al 54,3% actual, lo que significa que casi 4.000 unidades han pagado su hipoteca en esta década.

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Las familias con la hipoteca pagada significan en Pontevedra uno de los índices más altos de las ciudades gallegas. Solo Lugo y Ourense superan a la urbe del Lérez ya que en ambas se supera el 56% de unidades familiares sin deudas de este tipo a los bancos. De este modo, el estudio del IGE incide en que el pago de la vivienda solo supone una “carga pesada” para cuatro de cada diez familias, cuando hace una década se rondaba el 50% y en 2015 llegó a situarse en el 60%. En la actualidad, es este último porcentaje el que afirma que es una “carga razonable o ninguna carga”.

Escasa oferta

La opción del alquiler aún no parece arraigada en la ciudad, tanto por una cuestión de costumbre o tradición (es aún muy habitual aspirar a tener un piso en propiedad) como por el hecho de que la oferta es muy escasa, un fenómeno que ha ido a más en los últimos años a consecuencia de la preferencia de los propietarios de reservar su vivienda para alquiler solo en verano y no todo el año. En Santiago, ciudad con un amplio parque de arrendamiento y con una gran población universitaria, el 23% de los hogares están alquilados, mientras que en Pontevedra se queda en el 15%.

De hecho, el actual año 2022 arrastra la tendencia de 2021 en materia de vivienda, con los precios al alza, especialmente en lo referente a pisos en alquiler, ante la escasa oferta y la creciente demanda. Un análisis realizado por FARO hace unos meses revelaba que en la mayoría de las inmobiliarias de la ciudad de Pontevedra hay muy pocos inmuebles disponibles para su arrendamiento, e incluso algunas han creado listas de espera para los interesados en este tipo de viviendas.

En la ciudad el precio medio de alquiler de un inmueble tipo ronda los 600 euros mensuales, que varía según ubicación, antigüedad o tamaño, pero el principal problema es que apenas hay pisos para alquilar, lo que provoca que haya incluso "lista de espera"

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En la ciudad de Pontevedra el precio medio de los arrendamientos de un inmueble tipo de dos habitaciones, garaje y trastero ronda los 600 euros mensuales, casi un 30% más que en 2020 y ligeramente por debajo de la media estatal, situada en 674 euros. Estas cifras varían según la ubicación, antigüedad, prestaciones y tamaño, entre otras características, pero el principal problema es que apenas hay disponibilidad de pisos para alquilar, lo que provoca que haya casi “peleas” por conseguir uno.

La mitad de las casas ya cuentan con terraza, patio o jardín

Es un equipamiento que antes no se consideraba imprescindible, pero desde el confinamiento de la pandemia se ha convertido en una de las principales demandas de compradores y arrendatarios. Se trata de la terraza, el jardín o el patio. Hace una década, apenas un tercio de las casas del municipio contaba con estos espacios. Ahora ya son la mitad de todos los hogares pontevedreses. Además, en la mayor parte de los casos se trata de terrazas o jardines individuales o privados y aún es muy escasa la modalidad del jardín comunitario. En materia de equipamiento, el IGE subraya que el teléfono móvil está presente en la práctica totalidad de los hogares pontevedreses. En concreto hay uno (o más) de estos aparatos en el 98% de las viviendas, cuando hace una década ese porcentaje era del 90%. Esta evolución al alza contrasta con la caída del teléfono fijo, que solo está presente en el 67% de los hogares, cuando hace diez años se acercaba al 80%. Lo mismo ocurre con los reproductores y grabadores de imagen, prácticamente desaparecidos.

Un inmueble que se rehabilitó en el casco viejo. | // G. SANTOS

Unas 4.000 viviendas, en los planes de rehabilitación

Hace dos décadas que comenzaron en la comarca los planes de rehabilitación de las ARI (Áreas de Rehabilitación Integral), que facilitan ayudas a los propietarios para recuperar total o parcialmente sus inmuebles. Fue el conjunto histórico de Combarro, en Poio, el que abrió esta vía en octubre de 2002. Después llegó el barrio de Estribela, en Pontevedra, en 2007, al que siguió, en 2012, su centro histórico. El barro de Banda do Río y el Casco Vello de Marín fueron declarados ARI en 2015 y finalmente se unió Caldas, en 2017. En conjunto, todos estos puntos concentraban en principio unas 4.200 viviendas susceptibles de rehabilitación (tres mil de ellas en Pontevedra), si bien desde entonces ya se han registrado cientos de actuaciones. A estos planes se debe unir el ARI para parroquias vinculadas al Camiño Portugués en los municipios de Pontevedra, Vilaboa, Barro, Portas y Caldas, si bien no son compatibles entre sí.

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