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Un nuevo capítulo para los libros usados

En Pontevedra hay dos tiendas exclusivamente de compra-venta de ejemplares de segunda mano, un sector que vive un auge especial desde el pasado verano

La Librería Cinania se dedica en exclusiva a los libros de segunda mano desde 2014. Gustavo Santos

Entre la nostalgia, el ecologismo y el ahorro se mueve hoy en día el mercado de los libros usados, un sector que ha ido creciendo en los últimos años impulsado por la moda vintage que invadió casi todos los rincones de la sociedad y que el pasado verano ha visto cómo se disparaba aún más gracias a los cambios de hábitos y de estilo de vida que ha traído consigo la pandemia de COVID. Con los diferentes confinamientos que se guardaron en el último año y medio, especialmente la cuarentena entre marzo y mayo de 2020, fueron muchas las personas que aprovecharon para limpiar a fondo sus casas y trasteros, encontrándose con muchos libros de los que se querían deshacer, porque muchas veces el saber sí que ocupa lugar.

Hay casi tantos destinos posibles para un libro usado como géneros literarios. Entre la tragedia de acabar en un contenedor –de reciclaje, al menos– y la comedia de acumular ejemplares en cada esquina de la casa existe el término medio de la donación o venta. En Pontevedra hay dos librerías especializadas en dar una segunda –o tercera, o cuarta– vida a los libros. Cinania, en la Avenida de Vigo, lleva desde 2014 ofreciendo esta alternativa para los libros usados.

Se ve que mucha gente, durante el confinamiento, limpió los trasteros y se encontró con libros que tenía olvidados

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Por un lado, el establecimiento adquiere ejemplares a particulares, después de valorar su estado y sus posibilidades de venta posterior. “Compramos por unidad. Hay casos en los que nos acercamos a las casas porque hay mucha cantidad de libros que ver”, explica el propietario de Cinania, Guillermo Moldes. Por otro lado, este tipo de tiendas ofrecen libros de segunda mano por menos del 50% del precio original. “Por ejemplo, un libro que nuevo costó 20 euros, nosotros lo vendemos por 8 o 9”, apunta.

Lo que más compran y venden son novelas y quedan excluidas las enciclopedias, los libros de cocina, los manuales técnicos y los libros de texto. Lo que sí trabajan son las lecturas obligatorias de los colegios, siempre en libro usado, excepto los descatalogados, que los venden nuevos, pero a precios de usado. Después están los libros antiguos, “que tienen su propio mercado”.

Mudanzas y fallecimientos solían ser las causas habituales para que las personas se desprendieran de sus libros, pero Moldes comenta que ahora, con el COVID, han notado un aumento de gente que quiere deshacerse de libros. “Se ve que la gente, durante el confinamiento, limpió los trasteros y se encontró con libros que tenía olvidados. Hay días en los que gastas más en compra que lo que sacas en ventas”, bromea.

En los siete años que lleva trabajando, se habrá encontrado con menos de una quincena de joyas literarias, que pueden alcanzar los 400 o 500 euros en segunda mano. “Una segunda edición de Follas Novas de Rosalía de Castro, alguna primera edición de Vicente Risco... Después está quien paga lo que sea por el libro de su infancia”, apunta Moldes.

La Vieja Librería cumplió un año de existencia el pasado mes de junio Gustavo Santos

“Estos libros tienen más vida que la que realmente cuentan en sus páginas. Encontramos otras historias dentro, billetes de avión, cartas, anotaciones, fotos...”, comenta Paula Domínguez, de La Vieja Librería, en la calle José Casal. La tienda cumplió un año de existencia el pasado mes de junio. “Abrimos con libros propios, de familiares y amigos, y poco a poco fuimos haciendo más grande la colección. Para mí esto es más que un trabajo, me llena darle una segunda vida a los libros”.

Para mí esto es más que un trabajo, me llena darle una segunda vida a los libros. Hay mucho escrito y que merece la pena leerse

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Domínguez comenta que no es fácil deshacerse de libros “porque no los recogen en ningún sitio” y recalca que “hay mucho escrito y que merece la pena leerse”. Además, también está la parte ecologista, porque con este tipo de negocios se fomenta el reciclaje y la reutilización.

En La Vieja Librería cuentan con una zona de oportunidades que está destinada a fines solidarios. “Tenemos libros a precios casi simbólicos y lo que recaudamos con ellos lo donamos a causas benéficas. Hemos colaborado ya con el comedor de San Francisco y con una ONG de rescate animal”, relata.

Libros antiguos en la Librería Cao Gustavo Santos

Las obras antiguas y su mercado propio

También es libro usado, pero por su antigüedad tiene un mercado propio. En la Librería Cao, en la calle Sarmiento, conviven los libros nuevos y otros anteriores a 1950, sobre todo de narrativa de temática gallega, pero también de autores españoles e internacionales. Su propietaria, Laura Carrasco, pertenece a la tercera generación de esta saga de libreros e inició la compra-venta de libro antiguo hace ocho años “como un homenaje a mi abuelo”.

Estos ejemplares son demandados casi en exclusiva por coleccionistas. Aunque preocupa la falta de relevo generacional, perciben que ha crecido el interés en este tipo de libros en personas de entre 20 y 25 años.

Los libros tienen que estar en buen estado, “teniendo en cuenta que algunos tienen más de cien años”. En este sentido, las reencuadernaciones hacen perder mucho valor y que las primeras ediciones no tienen por qué ser valiosas. “Destacan, por ejemplo, las ediciones que no se pudieron publicar por la dictadura. Son libros que tienen más historia que la que realmente cuentan en sus páginas”, comenta. Entre los ejemplares que tiene actualmente hay uno de poesía medieval de 1929 o una primera edición de Cabanillas.

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