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Once municipios, “zonas de alto riesgo” de incendios forestales

Una visita escolar a la base de helicópteros de O Campiño. Gustavo Santos

Ponte Caldelas, Cerdedo-Cotobade, Caldas y algunas parroquias del interior de la comarca figuran entre los municipios gallegos más afectados por los incendios forestales en la década 2011-2020, periodo en el que la provincia registró al menos once grandes sucesos de este tipo, que calcinaron casi 26.000 hectáreas, según se pone de manifiesto en el plan contra esta lacra que cada año aprueba la Xunta. El Pladiga 2021 acaba de entrar en vigor con un periodo de actividad que se aplica todo el verano con medios y protocolos de actuación prácticamente los mismos de los últimos años en la comarca de Pontevedra, integrada en el distrito XIX junto con otros 27 territorios de las demarcaciones de Caldas-O Salnés, Morrazo y Pontevedra.

El territorio forestal que corresponde al distrito XIX incluye un total de 88.838 hectáreas, un terreno en el que es mayoría el monte comunal con un 56% de superficie (más de 50.100 hectáreas) y una cifra algo más baja (37.900 hectáreas, el 43%) en manos de propiedad privada. Es escasa la presencia de monte de utilidad pública o de titularidad pública con apenas 808 hectáreas, menos del 1% del total del terrenos que se debe vigilar: 366 de utilidad pública y 442 de otro tipo. El distrito pontevedrés es el que menor porcentaje de estos montes públicos posee.

De los 14 municipios de la comarca, once formar parte del mapa de “zonas de alto riesgo”: Pontevedra, Cerdedo-Cotobade, Caldas, Ponte Caldelas, Barro, A Lama, Marín, Poio, Portas, Sanxenxo y Vilaboa. Tan solo Cuntis, Moraña y Campo Lameiro quedan al margen de este nivel máximo de protección. Tampoco aparece Ribadumia. Estos cuatro municipios son los únicos que no están declarados “de alto riesgo” en toda la provincia. Según la normativa de la Xunta, en estas áreas de máximo riesgo se llevan a cabo “acciones más intensas de vigilancia, disuasión e investigación que en el resto del territorio”.

El documento mantiene en este territorio una de las tres bases aéreas de helicópteros de la provincia. Ubicada en O Campiño (Marcón), forma parte, con las de Silleda y Mondariz, de una red de 15 bases de este tipo en Galicia. Además, estarán operativos un total de cuatro puntos fijos de vigilancia: Saiar (Caldas(, Carballedo (Cerdedo-Cotobade), Cobres (Vilaboa) y Soutomaior. Asimismo, se establecen varias cámaras, entre ellas en Barbudo (Ponte Caldelas), Domaio (Moaña), Xiabre (entre Caldas y Vilagarcía) y en Forcarei y Lalín.

En materia de personal, el Pladiga cita para la provincia un máximo de 107 trabajadores, en riesgo alto, entre las brigadas propias de la Consellería de Medio Rural, de los concellos o de otras instituciones. Además, se despliegan cuatro helicópteros y cerca de un centenar de motobombas

Aldeas modelo

Para reducir combustible en los montes, Medio Rural tiene en marcha proyectos como aldeas modelo, con 12 ya funcionando en Ourense (9) y Lugo (3). Ahora mismo hay 74 peticiones para recuperar la actividad en tierras de alta capacidad productiva y que están cerca de núcleos. Permitirán volver a trabajar más de 1.000 hectáreas. De esas 70 peticiones, hay una en Cerdedo-Cotobade, en la parroquia de Parada, que está en la fase de estudio previo. También se están analizando otras tres en la provincia: Cernadela (en Covelo), Os Panascos (Tomiño) y Martores (en Valga). Cerdedo-Cotobade, además, está en fase de recogida de firmas para disponer de una aldea modelo en Vilalén.

Por su parte, el plan de pastos permitirá también frenar el avance de matorrales y maleza. La primera fase terminó en febrero y permitió poner en valor 560 hectáreas de terreno en Galicia, convirtiendo en pastos 14 montes vecinales en mano común de otros tantos municipios. Hay dos en la provincia: más 172 hectáreas en Covelo y 34,43 en Cerdedo-Cotobade, entre Caroi, Loureiro y Valongo. La segunda fase incorporará otras 20,04 hectáreas de Figueroa, también en este municipio.

La Xunta, que incorporó en 2019 por vez primera drones propios a la lucha contra los incendios forestales, mantiene estos dispositivos, que se utilizan para la detección de fuegos y colaborar en la coordinación de las tareas de extinción. También se emplearán para la vigilancia preventiva y el control de los desbroces en las franjas de seguridad próximas a las viviendas

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