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Las cifras de tabaquismo caen a los niveles más bajos de los últimos años

Los pontevedreses fuman cada vez menos: cerca de 7.000 dejaron el cigarrillo en la última década

Entre el 22 y el 23% de los adultos del área sanitaria Pontevedra-O Salnés fuma regularmente -Hace diez años ese porcentaje era al menos 7 puntos superior -Preocupa el adelanto de la edad de inicio en los adolescentes

Una joven fuma en una terraza de Pontevedra. // Gustavo Santos

Los pontevedreses fuman cada vez menos. En la última década el número de vecinos que acuden al estanco o se hacen con tabaco en las máquinas ha caído a los niveles más bajos de los últimos treinta años, hasta rondar actualmente "entre el 22 y el 23% de la población adulta", según los últimos datos que maneja el Complejo Hospitalario de Pontevedra.

Su servicio de Neumología cifra en alrededor de 20.000 los pontevedreses adultos que fuman, unos 6.700 menos que hace diez años, cuando las tasas de prevalencia global del tabaquismo registradas eran al menos 7 puntos superiores.

Si el cómputo se amplía a toda el área sanitaria Pontevedra- O Salnés, con 320.000 pacientes, el número de fumadores se eleva hasta superar los 70.400, a muy larga distancia de los más 93.000 con los que trabajaban los profesionales sanitarios en el arranque de este siglo.

Es una evolución positiva de las cifras globales, pero Adolfo Baloira, jefe del servicio de Neumología del Complejo Hospitalario de Pontevedra, propone matizarla con una segunda lectura: "quizás porque las campañas anti tabaco han bajado un poco en intensidad los adolescentes están empezando a fumar antes, al menos si atendemos a la cantidad global".

La edad en la que se enciende el primer cigarrillo se sitúa de media en 13 años en las niñas y 14 en los niños. "Es un tema preocupante", explica a FARO el neumólogo, "globalmente podemos estar contentos por esta reducción pero tenemos que hacer mucha incidencia en los adolescentes, en el inicio del hábito".

A diferencia de otros países en donde el hábito tabáquico se ceba en determinados perfiles poblacionales, en nuestro entorno "está muy extendido y ese perfil es muy diverso, al igual que los motivos por los que se empieza a fumar. En general los adolescentes señalan a motivos como que su grupo de amigos también fuma y ellos por simpatía también empiezan a fumar, hay muchísima información de baja calidad en las redes sociales y también facilita entrar en el hábito tabáquico".

Por lo que respecta a los adultos, un significativo porcentaje de aquellos que fuman desde hace años es consciente de los riesgos que comporta e intenta dejarlo. Adolfo Baloira destaca en este punto que "uno de cada tres fumadores, como mínimo, de larga data intenta dejar de fumar o tiene ganas de hacerlo. Lo que sucede es que el hábito tabáquico produce placer, hay un centro en la base del cerebro en donde la nicotina da una sensación placentera, de tranquilidad".

No debemos olvidar, añade, que "la nicotina es un tóxico para los nervios. Si a un nervio le ponemos una dosis suficiente de nicotina deja de funcionar, de hecho se podría utilizar casi como anestésico si no fuese por sus efectos tóxicos. Ello supone que en general el individuo que fuma nota una cierta sensación de tranquilidad que desaparece cuando deja de fumar".

Otro cambio que se está experimentando hace referencia al volumen de consumo. El servicio de Neumología del CHOP constata que "hay mucho fumador social; posiblemente el fumador compulsivo, de más de un paquete de cigarrillos al día, está disminuyendo de forma muy notable".

Por el contrario, pervive el fumador esporádico "de cuando hay una reunión de amigos, familia, de fin de semana, vuelve a fumar; y a veces fuma una cantidad importante cuando en el día a día no lo hace así".

Se trata de un factor importante ya que el daño del tabaco "tiene que ver con la cantidad global de cigarrillos fumada", señala Adolfo Baloira, que recuerda a los fumadores sociales que "no hay que fumar, da lo mismo que sea un poco en el día a día que en grandes cantidades solamente durante el fin de semana, al final el daño es el mismo porque es acumulativo".

Las buenas noticias: que es posible dejar el tabaco y que en algunos casos la práctica totalidad del daño se puede revertir. Con todo, esto último depende de cada ex fumador porque el daño que provoca el cigarrillo es muy diferente en función de las características genéticas de cada persona.

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