Cerca del 49 por ciento de los pacientes que tuvieron que ingresar el invierno pasado en los hospitales del área sanitaria de Pontevedra por la gripe no se habían vacunado del virus de la gripe. Fueron 181 de los 372 ingresados. De estos, 16 necesitaron de la Unidad de Cuidados Intensivos y 18 terminaron falleciendo por causas derivadas de esta enfermedad y sus complicaciones.

Así lo confirmó ayer la directora de procesos asistenciales de la Estructura de Organización de Xestión Integrada de Pontevedra y O Salnés, Sonia Fernández-Arruty Ferro, en la presentación de la campaña de vacunación antigripal de la Consellería de Sanidade, que este año lleva el lema "Contaxia a túa enerxía e non a gripe".

"La campaña se centra sobre todo en las personas con más riesgo, los mayores de 65 años, porque una neumonía puede llevar a la muerte a una persona mayor", recuerda Fernández-Arruty, que añade que "ponemos todos los medios habidos y por haber para que la gente se vacune".

La mayoría de los ingresados en Pontevedra el invierno pasado eran personas mayores con patologías crónicas asociadas, como diabetes o hipertensión.

La doctora diferencia un cuadro catarral de una gripe en que el primero presenta fiebre que desaparece en días y está marcado por un componente nasal e incluso afonía, mientras que en la segunda la fiebre es brusca, con temperaturas muy altas, y requiere de al menos cinco o siete días de cama. "Lo que la inmensa mayoría de nosotros sufrimos son cuadros catarrales", subraya.

Paracetamol, antitérmicos, mucho líquido y reposo son el tratamiento adecuado para los populares "trancazos".

Fernández-Arruty advierte del riesgo de utilizar antibióticos sin necesidad. "El problema que tenemos ahora de resistencia a antibióticos a nivel mundial es muy grande. Tenemos muy pocos de reserva", alerta.