En los últimos meses los sindicatos que representan a los funcionarios de prisiones han protagonizado una serie de movilizaciones para reivindicar, entre otras medidas, más personal y que se cubran las plazas vacantes para poder afrontar con garantías situaciones como estas en las que se producen enfrentamientos o altercados entre presos, cuando no agresiones a los propios funcionarios.

Según explican, este no es un problema exclusivo del centro penitenciario de A Lama, dado que calculan que en todo el país hay un total de 3.500 vacantes en los centros penitenciarios. Se calcula que el déficit en A Lama es de unos 50 personas. Hace unos meses se cifraba en alrededor de 240 funcionarios los que trabajan en el centro, para atender a una población reclusa de unos 1.300 internos.

Además de la escasez de funcionarios, los sindicatos de prisiones ya han alertado en más de una ocasión que otro de los problemas en A Lama es el envejecimiento de la plantilla, con una edad media superior a los 50 años. También advierten de la permanencia en prisión de personas de las que consideran que su lugar más adecuado sería un psiquiátrico penitenciario y que en ocasiones se muestran muy conflictivos.