La Fundación Secretariado Gitano coordina por primera vez en Pontevedra el programa "Aprender trabajando", que permite que en la actualidad 16 jóvenes se encuentren en puestos en los que, además de cumplir un sueño de poder incorporarse al mundo laboral, terminen adquiriendo los conocimientos básicos de una profesión que les puede abrir las puertas en el futuro.

Se trata de una iniciativa financiada con dinero público a través del Fondo Social Europeo, el Ministerio de Empleo y la estrategia de emprendimiento Garantía Juvenil y privado, con la obra social La Caixa.

La finalidad principal es mejorar la empleabilidad de jóvenes gitanos procedentes de familias en exclusión y promover su inserción laboral con la implicación y colaboración de empresas. En la comarca, actualmente, participan Vegalsa Grupo Eroski y Carrefour.

Tras un largo proceso de selección realizado en las instalaciones de la Fundación en sus oficinas en la Casa Azul municipal, fueron una veintena de gitanos los que llegaron hasta la primera fase de selección, quedando varios aspirantes fuera. De ellos, fueron elegidos 16, ya que el proceso se realizó junto con las empresas para buscar a las personas más adecuadas para cada puesto.

"Se trata de un proceso muy difícil, en el que tienen que demostrar su responsabilidad, tanto a la hora de trabajar como en el cumplimiento de horarios y otras tareas", recalcan las trabajadoras de Secretariado Gitano.

En total "Aprender trabajando" tiene una duración de 6 meses, de los cuales el primero tiene lugar la formación en la Fundación. Los otros 5 meses se desarrollan en el entorno de la empresa, aunque también se combina con la formación teórica, de modo que todos los martes los participantes se acercan hasta la Casa Azul para completar sus conocimientos.

"Aprender trabajando" es una de las acciones formativas más importantes del programa de empleo de Secretariado Gitano y su gran apuesta, "porque permite que se les conozca trabajando, demostrando su responsabilidad, etc...".

Al haber tanta demanda por parte del colectivo gitano en la comarca, siempre hay cuatro personas de reserva por si alguno de los que ya se encuentran trabajando falla en su puesto por algún motivo.

El programa supone 840 horas de formación básica, tanto teórica como práctica en la empresa. En sus trabajos, los jóvenes pasan por diferentes perfiles profesionales, desde las secciones de frescos (frutería, charcutería, carnicería y pescadería) hasta almacén, reposición y la propia caja.

Aunque es la primera edición en Pontevedra, se han realizado cinco ediciones desde el año 2014 en otras localidades, en las que han participado más de un millar de jóvenes y medio centenar de empresas colaboradoras. Tal y como informan sus organizadores, la inserción laboral es del 40 por ciento.

Coral Sartier Díaz, de 23 años, y Sergio Jiménez Montoya, de 26, han comenzado a trabajar en dos supermercados de la comarca. Es una importante oportunidad en sus trayectorias laborales y una forma de engrosar sus currículums vitae. Ella trabaja en el Eroski paralelo al Hospital Provincial de Pontevedra, mientras que él lo hace en el Carrefour del Centro Comercial A Barca de Poio.

No es la primera vez que Sergio Jiménez trabaja, ya que anteriormente estuvo haciendo unas prácticas en la tienda de mascotas Moisés. Tiene experiencia como carretillero y mozo de almacén, así como de peón forestal.

Para él, cada día de trabajo supone un esfuerzo muy grande, ya que no dispone de coche y vive en Mourente. En muchas ocasiones ha tenido que llegar al centro de Pontevedra caminando.

"Esta es una oportunidad muy importante, porque tengo mujer y dos hijos, una niña de 6 años y un niño de 2", reconoce.

Asegura que la acogida por parte de sus compañeros en el hipermercado, la mayoría mujeres, ha sido muy buena: "Es un establecimiento muy familiar; me explicaron todo desde el primer momento. Les doy un diez, por eso yo también intento darlo todo".

"Como en casa"

Por su parte, Coral Sartier tenía experiencia en el sector del comercio textil y del calzado, en el que ha trabajado desde 2014. "Surgió esta oportunidad que agradezco mucho, porque es un sector que nunca había tocado", indica.

"Los compañeros me han tratado muy bien desde el primer día, me siento como en casa. Aquí aprendes mucho y, además, al venir desde cero en el sector, terminas trabajando exactamente como tus jefes quieren, sin vicios adquiridos previamente", manifiesta. En su caso, los ingresos que puedan llegar a su familia son cruciales, ya que tiene una niña de 2 años y su pareja no tiene empleo actualmente.

Los dos jóvenes no han notado un trato diferente por parte de sus compañeros ni de la clientela por el hecho de ser gitanos. "Es más, un cliente me dijo, al verme la chapa identificadora con el nombre de Secretariado Gitano, que debía sentirme muy orgulloso y que incluso debería ser más grande", confiesa Sergio Jiménez.