Fue una jornada festiva, aunque más de uno sufrió por el miedo. Porque Samaín celta se mezcló ayer con su variante anglosajona de Halloween en los colegios de Poio, donde cientos de niños comenzaron la cuenta atrás para la noche mágica del 31 de octubre.

En Isidora Riestra, Chancelas, el Espedregada, Viñas y Lourido el denominador común durante la mañana de ayer fueron las calabazas propias de la festividad más autóctona, pero también las telas de araña, las brujas, los vampiros y los "Frankesteins". Todos decoraron sus espacios con motivos "halloweenescos" con el objetivo de recrear una atmósfera ideal para que los jóvenes se sumergiesen en el ambiente. Y a buena fe que lo hicieron.

Bien es cierto que el hecho de llevar toda la semana trabajando para la fecha especial, ayuda. Eso fue lo que sucedió en el CEIP De Viñas, ya que los pequeños destinaron varias horas de su jornada lectiva entre el lunes y el jueves a la confección de elementos de decoración. Además, para ir abriendo boca, sus profesores les narraron cuentos terroríficos, a lo que ayer se sumó una exposición de calabazas, una actuación de los mayores imitando la coreografía de "Thriller" y un pequeño ciclo de cine con la proyección de la película infantil "Frankenwinnie".

Por su parte, en el CEIP Espedregada, además de los disfraces y el cine, apostaron por ofrecer una primera hora de bailes y unas clases de recetas típicas de Samaín para que los pequeños conozcan también parte de la cultura gastronómica.

En el CEIP Chancelas, los aproximadamente 200 niños matriculados comenzaron la jornada con una entrada programada a oscuras en el centro. En este caso, para evitar sustos de más, a los pequeños de infantil se les encendió la luz antes de dar paso al período dedicado a teatro y canciones.

Mientras, en el CEIP Isidora Riestra innovaron con la puesta en práctica de un túnel del terror del que muchos salieron riendo y otros, con cara de susto. No podría ser menos en fechas como esta.