Nati Fontán lleva toda su vida trabajando entre hilos y agujas. Es de las mejores bordando a máquina, aunque ella, modestamente, no lo reconozca. Este motivo es el que ha convertido en la modista "oficial" del Santuario de la Virgen Peregrina.

El trabajo que acaba de terminar de restauración, uno de los más difíciles y laboriosos que ha realizado hasta el momento, es solo uno más de los que le han encargado desde la cofradía.

"Ya he hecho cuatro trajes para la Virgen que me han encargado", confiesa. Se trata de atuendos que la imagen luce en diferentes épocas y que, en muchas ocasiones, son pagados por devotos de la Peregrina, aunque en muchas otras son una aportación directa de la cofradía.

El del manto le ha llevado varios meses, ya que no se dedicaba exclusivamente a él y lo alternaba con otros trabajos. La encargada de supervisarlo, con el beneplácito final, fue la camarera mayor, Marucha Marescot.