Este mismo año el Puerto de Marín se embarcó en proyectos de mejora de los calados en los accesos marítimos a la zona comercial, unas obras que comprenden el dragado de los accesos y la zona de atraque del Muelle Reboredo número 2. El dragado tenía el objetivo de alcanzar 15 metros de calado tanto en el canal de acceso como en la zona de atraque, en un ancho de 100 metros desde su línea de cantil. Todo ello con una finalidad principal: adecuar las infraestructuras del puerto a las exigencias de la ampliación del Canal de Panamá, una de las más importantes vías de comunicación marítima, con la fruta de esa zona del mundo como una de las mercancías más destacadas.
Según fuentes de la institución portuaria, "los puertos que no hayan adecuado sus muelles y canales de entrada a estas exigencias pueden perder tráficos transoceánicos o ver hipotecado su futuro a la hora de captar nuevas líneas marítimas".
El Puerto de Marín viene acometiendo este tipo de obras de dragado y ampliación de calado desde 2007, en correspondencia con el avance de las mejoras del Canal de Panamá. Un conjunto de medidas a lo largo de estos años que tienen como objetivo que el puerto pueda recibir a cualquier tipo de embarcación que cruce el paso centroamericano.
Por otro lado, en el apartado de gestión medioambiental se hace especialmente relevante el cuidado y el control de las obras para evitar posibles efectos adversos sobre los bancos marisqueros próximos. Por esta razón, el proyecto está condicionado al mantenimiento de los bancos de marisco de la ría, que se podrían ver de alguna manera resentidos por los dragados que establecerá la citada actuación portuaria. Se establece así la obligación de llevar a cabo un Programa de Vigilancia Ambiental.
