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Un regate al fracaso escolar

Un seis por ciento de los escolares de la ciudad tiene trastorno de déficit de atención e hiperactividad, una condición por la que trabaja la Fegadah desde su sede de Pontevedra

Montserrat Álvarez, presidenta de Fegadah. // Gustavo Santos

"Estos niños no tienen un problema mental ni tienen limitadas sus capacidades intelectuales. Pueden integrarse totalmente en la sociedad. Solo hay que encauzarlos".

Montserrat Álvarez, presidenta de la Federación Galega de Asociacións de Déficit de Atención e Hiperatividade, Fegadah, se mostraba ayer satisfecha tras la firma de un convenio con la Consellería de Educación. La rúbrica tenía lugar en la sede del colectivo, en Pontevedra.

"Las asociaciones de Galicia llevan muchos años dando información al profesorado sobre el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, TDAH, por lo que este convenio significa que nos reconocen como formadores", explica.

Además de presidenta de la federación, Álvarez lo es también de la asociación en Pontevedra para este trastorno, Adahpo. Y, por encima de todo, es madre de un adolescente con TDAH, lo que la llevó a poner en marcha el colectivo hace varios años.

"Mi hijo Álvaro tiene 14 años y estudia segundo de la ESO. Ha ido curso por año, pero no podría haberlo hecho sin nuestra ayuda. Sin ella hubiera sido el típico niño que fracasaría escolarmente", recalca.

Según los datos que maneja la asociación pontevedresa, en la ciudad un 6 por ciento de los niños tienen trastorno de déficit de atención e hiperactividad, "aunque no todos están diagnosticados".

La pontevedresa reconoce que en los últimos seis años la concienciación social al respecto ha cambiado mucho, "especialmente en los centros escolares, que es lo que más nos preocupa a nosotros".

"De cuando yo comencé con mi hijo a ahora hay muchísima diferencia. Antes un profesor te podía llegar a decir que era un trastorno inventado, ahora eso es impensable", señala.

"El sistema educativo encorsetado español no permite a los niños con este trastorno llevar una escolaridad normal", subraya.

El hijo de Montserrat Álvarez estudió siempre en centros públicos, "hasta este año, que lo cambié a un concertado porque necesitaba saber con antelación el calendario de exámenes para poder hacerle una programación, porque, por más que digan, estos niños no son del todo autónomos. No conseguí que en el centro anterior aplicasen las medidas de prevención que él necesitaba".

La presidenta de la Fegadah reconoce que los menores con TDAH "son niños que desesperan mucho". "Para que interioricen una orden, o un proceso, les hace falta mucho más tiempo que a los demás. Demandan mucha atención en una sociedad en la que estamos todo el día trabajando que provoca que los padres pierdan los nervios fácilmente", explica.

En su opinión, distinguir este tipo de trastorno es relativamente fácil. "Muchos padres sabemos cuando nuestro hijo tiene TDAH. Sabemos que algo pasa. Pero es fundamental un buen diagnóstico médico porque beneficia a todos. Que te digan que el niño no tiene nada no te sirve", concluye.

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