Degradar la materia orgánica para convertirla en nutrientes (se cree que más del 50% de la productividad vegetal se debe a raíces asociadas a microrrizas), producir hormonas y vitaminas que alimentan las plantas, proteger las raíces contra enfermedades y, en casos, también servir de alimento o de cura para humanos y animales. Son algunos de los usos que sabemos de las todavía desconocidas setas.

Y es que aunque se hayan descrito más de 46.000 continúan surgiendo nuevas especies, como prueba año a año el micólogo pontevedrés Jaime Bernardo Blanco-Dios. Este hizo público ayer el descubrimiento de un nuevo hongo, que ha bautizado Entoloma pontecaldelense en honor al municipio donde fue localizada, Pontecaldelas.

El descubrimiento se produjo el pasado otoño y fue casual. "Tenemos una finca en las inmediaciones", explica el micólogo, "de modo que fue casi un descubrimiento doméstico o al menos en un entorno muy conocido, por eso es una doble sorpresa, en el mundo de la micología parece que ya lo has visto todo y de repente un nuevo hallazgo te sorprende".

La nueva seta fue localizada en el entorno de la iglesia de Santa Eulalia. El experto, ingeniero agrónomo y profesor de Micología del Centro de Formación y Experimentación de Lourizán, señala que "sus características microscópicas constituyen los datos más importantes que la separan de otras especies próximas".

Se trata de la sexta especie del género Entoloma que identifica este micólogo, presidente de la Asociación Micológica Brincabois y que explica que "esta seta no es comestible, en general todas las del género Entoloma son venenosas o al menos sospechosas se serlo".

Con anterioridad, el micólogo había descubierto la Entoloma capeladense, Entoloma lucense, Entoloma legionense, Entoloma corunnense y la Entoloma nesophilum, "estas dos últimas aún en fase de redacción antes de ser publicadas" en revistas científicas, precisa.

Una vez más, el experto recuerda la importancia de conocer con precisión las características de cada especie para evitar envenenamientos y recomienda abstenerse del consumo de cualquier hongo si no se sabe con exactitud que es comestible.

Recomienda iniciarse como recolector de setas acompañado de expertos micólogos y asistir a programas de formación e identificación como los que realiza con carácter anual la Asociación Brincabois, coincidiendo con el arranque dos principales meses para la cosecha de los hongos en Galicia.

Jaime Bernardo Blanco advierte del elevado riesgo que supone comer setas sin los suficientes conocimientos como para determinar si son venenosas.