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Turismo y buena gastronomía... Para todos

Más de 40 afiliados de la ONCE y alumnos del CIFP Carlos Oroza protagonizan una jornada experimental sobre accesibilidad con dos horas de recorrido y un menú adaptados

Turismo y buena gastronomía... Para todos

Un viaje en el tiempo a través de los sentidos, en donde los sonidos y los olores adquieren especial importancia, "Ponte ONCE" invitó ayer a más de 40 afiliados a la Organización Nacional de Ciegos a disfrutar de una visita especial a la ciudad. Por su parte, los que ejercieron de guías (todos ellos alumnos de Turismo del CIFP Carlos Oroza) se enfrentaban a un reto: mostrar sus habilidades tras formarse como guías acompañantes de personas ciegas o con deficiencias visuales.

Tina Otero, que con la también profesora Rosa Marcos coordinó la visita turística, explica que "llevamos casi tres meses organizando esta actividad que para los chicos es un ejercicio de evaluación, la ONCE nos ofreció la posibilidad de hacer un curso de habilidades, destrezas y diseño de material de apoyo que podemos utilizar para completar las explicaciones".

Cada uno de los estudiantes ejerció de guía de un afiliado de la ONCE. Recorrieron distintos espacios turísticos de la ciudad, empezando por el santuario de A Peregrina.

Adrián Lage y Míriam Préstamo son dos de los alumnos que ejercieron de guías y que valoran el carácter innovador de la experiencia. Señalan que "los que son totalmente ciegos nos agarran del brazo y vamos indicándoles los obstáculos que pueden encontrar en el camino y a las personas con deficiencias visuales simplemente dándoles compañía, explicaciones etc". A mayores los guías dieron las oportunas indicaciones sobre cada espacio turístico.

Míriam Préstamo señala que se trata de una visita muy personal "hay que estar muy pendiente y explicárselo de una manera muy descriptiva para que puedan hacerse una idea de lo que estamos hablando".

La jornada continuó con un menú adaptado que se sirvió en el restaurante del CIFP Carlos Oroza. Los alumnos prepararon y sirvieron platos "que no llenan demasiado el plato, evitamos salsas, huesos, espinas", explican los profesores. Los estudiantes también participaron en un curso que les enseñó a explicar a los comensales la colocación del plato, asemejándolo a un reloj imaginario: la guarnición está a las doce en punto, la ensalada a las y media... Todo para demostrar que en el turismo y en la suculenta gastronomía hay espacio para todos.

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