Duplicar la longitud actual del paseo marítimo de autovía de Marín, pasando de 900 metros a casi dos kilómetros y, de ser posible, llegar hasta Marín aprovechando la pasarela de madera de las mariscadoras de Lourizán. Ese es el objetivo básico de un proyecto que el gobierno local negocia con el Ministerio de Fomento y la Xunta de Galicia y que tiene la meta final de acondicionar toda la fachada litoral de la PO-12. Esta propuesta fue planteada por el alcalde, Miguel Fernández Lores, al conselleiro de Territorio, Agustín Hernández, en la reunión que mantuvieron el pasado jueves. Aunque la autovía es de titularidad de Fomento, es la Xunta la que ejecuta las obras del nudo de Mollabao, donde desembocará la variante de Marín, unas obras que supondrán una sustancial variación del trazado de la propia PO-12, de forma que quedarán franjas de terreno próximas a la ría sin uso para el tráfico, que se pueden aprovechar para extender el paseo peatonal.

La intención municipal es lograr la cesión de esos terrenos, en incluso de la totalidad de la PO-12 hasta ese nuevo nudo, de forma que el diseño de "humanización" ya ejecutado en la primera fase, a base de "lombos" y una amplia acera, se extienda un kilómetro más.

Las negociaciones al respecto que tiene en marcha el gobierno local incluyen también conversaciones con la consellería para concretar el estado final de los nuevos taludes originados por el trazado de la variante de Marín, un vial que comenzó a ejecutarse hace una década en el término municipal marinense, y que se encuentra en su recta final, ya en territorio pontevedrés.

El concejal de Infraestructuras, César Mosquera, explicó que "nos preocupa cómo va a quedar esa zona, que es una carretera enfocada a resolver un problema de tráfico, pero también una fachada urbana que necesita un tratamiento adecuado". De entrada, se apuesta por lograr de Fomento la cesión de otro tramo de la PO-12, como ya se hizo en su día con el sector ya remodelado.

La previsión de la Xunta es abrir al tráfico esa variante "antes de agosto" con el fin de poner solución a los atascos que cada verano colapsan Marín con el tráfico que acude a las playas de la orilla sur de la ría. Sin embargo, ya se admitió que esa apertura no supondrá el final de las obras ya que aún quedarán "detalles" pendientes. La consellería mantiene ese calendario, pero se albergan algunas dudas al respecto a la vista del estado de las obras. Desde hace mes y medio, y por espacio de ocho semanas, se aplican desvíos y restricciones en Mollabao para completar el complejo nudo, que financian a partes iguales la Xunta y Fomento. Con estos desvíos, se posibilita la conclusión del enlace entre la variante y la autovía, para completar una obra de apenas 13 kilómetros que se inició en 2003 y que ha necesitado una década para ejecutarse.

La variante de Marín se ejecutó a lo largo de la última década en dos tramos. El marinense, de unos 8 kilómetros entre Ardán y O Regueiriño, se abrió el tráfico en 2006 y su uso hasta ahora es muy escaso. El tramo pontevedrés, de O Regueiriño a Lourizán, de cuatro kilómetros, comenzó a ejecutarse en enero de 2009 y la Xunta insiste en que estará en servicio este verano, siempre que lo permitan las condiciones climatológicas.

Según sus datos, actualmente ya está realizado más del 80% de su trazado, con una inversión que ronda los 37 millones de euros. Cuenta con tres viaductos, que suman más de 300 metros, y grandes taludes y terraplenes debido al notable desnivel del terreno.