Cerrado por defunción. El cartel con la imagen de Ravachol pegado sobre las puertas y ventanas de la recreación de la botica de Perfecto Feijoo dio la mala noticia a los pontevedreses de la desaparición del emblema del Carnaval. Éste falleció víctima de su propia estrategia. Había llegado a la ciudad con unas tijeras de podar y acabar con los dispendios de políticos "y recortó tanto que después no le llegaba para medicamentos", señalaron los participantes en la tertulia de Don Perfecto Feijoo.

Sin tratamiento, el plumífero acabó fatalmente, tal y como recordaban ayer cientos de deudos y viudas que pasaron por la sala mortuoria instalada en la plaza de A Verdura. El rey Urco, monarca del Carnaval pontevedrés, encabezó el velatorio y recibió el pésame de numerosos ciudadanos enlutados que le expresaban su pesar por la desaparición de Ravachol. También tuvieron oportunidad de dejar escrito su ultimo adiós al plumífero en el libro de firmas instalado en A Verdura.

Con Ravachol se va una de las ediciones más numerosas del Carnaval pontevedrés, en el que se han batido récords de público y también de participación (la organización estima que solo en el desfile salieron a la calle más de 5.000 disfraces individuales, parejas, grupos e integrantes de comparsas). Y tras nueve intensos días festivos, todavía quedaban ganas ayer para disfrutar de la despedida. Ésta incluyó el velatorio y el posterior desfile que recorrió una decena de calles del centro histórico y convocó a todo tipo de personajes. No faltó la duquesa de Alba (que ya en anteriores ediciones había inspirado numerosos disfraces, una popularidad entre los fiesteros sin duda acrecentada por su boda) y su tercer marido, así como urdangarines, shakiras, políticos y superhéroes.

Una gran calavera con fuego abrió la comitiva fúnebre, que presenciaron miles de personas en distintos puntos del recorrido pero muy especialmente en A Ferrería. La céntrica plaza fue escenario de la incineración, que se desarrolló en el marco de un sentido espectáculo necrológico y en el que no faltó la loa fúnebre al plumífero, que en 2013 cumplirá 100 años, una fecha que distintas asociaciones han previsto conmemorar.