Ya lo dice la canción. Hay amores que se pueden convertir en obsesión. En algunos casos, hasta el punto de que se ve obligado a intervenir el juzgado. Esto fue lo que ocurrió en el partido judicial de Caldas de Reis, en donde el juzgado de instrucción número 1 de la localidad condenó a una mujer por una falta continuada de coacciones por enviar cartas y mensajes a un varón (algunas de contenido amenazante) con el que había mantenido una relación hacía nada más y nada menos que 20 años. Según la sentencia, esta mujer envió cartas y mensajes a su antiguo novio (que ya se había casado y emprendido una vida en pareja con otra mujer) durante la última década. Se le impone una pena de 8 días de localización permanente, así como la prohibición de acercarse a menos de 500 metros del denunciante, su mujer, madre e hijas, a sus domicilios, lugares de trabajo o cualquier otro en el que se encuentren, además de no poder comunicarse con ellos por espacio de seis meses.

Según establece la sentencia, el denunciante y la denunciada "mantuvieron una relación sentimental hace más de 20 años" y "desde hace unos 10 aproximadamente" la mujer enviaba cartas y mensajes al teléfono móvil del varón "de forma reiterada e insistente hasta el punto de llegar a agotar la memoria de los terminales telefónicos" empleados por el denunciante.

Explica el fallo judicial del juzgado de Caldas que en las citadas cartas y mensajes la denunciante "incluían comentarios de carácter personal acerca de la vida privada" del denunciado, "refiriéndose en varias ocasiones a su mujer, madre e hijas con contenidos despectivos y también a las actividades que estas llevaban a cabo", algo que provocaba cierta "inquietud" en el varón. Una intranquilidad que se manifestaba "no solo por el carácter reiterado e insistente de las cartas y mensajes de móvil, sino también por los conocimientos de las actividades" que tenía la acusada de los familiares más cercanos del denunciante. Un conocimiento que le extrañaba, "sobre todo teniendo en cuenta que no se relacionaba con ella desde que dejaron su relación años atrás". En uno de los últimos mensajes que le envió incluso le pidió que retirase la denuncia que había interpuesto contra ella "por el bien de su hija".

Así las cosas, el juzgado decidió condenar a esta mujer por esta falta continuada de coacciones. No obstante, la resolución fue recurrida ante la Audiencia Provincial de Pontevedra por el propio denunciante quien consideraba que además debía ser indemnizado por daño moral. La Audiencia le da la razón y estima que la mujer deberá abonar al varón al que envió las cartas y mensajes la cantidad de mil euros.