El Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que el concello elabora desde 2004, vuelve a estar en el alero y a las puertas de ser "guardado en un cajón". Dos años después del último informe de la Xunta que "tumbó" el borrador presentado en 2010 por el Concello, la Consellería de Medio Ambiente volvió ayer a refrendar su total desacuerdo con ese proyecto al entender que apenas ha variado en estos dos años e incurre en los mismos defectos que entonces. De nada ha valido, al parecer, el pacto unánime de toda la corporación municipal (incluido el PP) para sacar adelante el PXOM que ahora rechaza la Xunta, ni el compromiso de "colaboración" ofrecido por el presidente Alberto Núñez Feijóo al alcalde, Miguel Fernández Lores.

En noviembre pasado, BNG, PP y PSOE alcanzaban, tras años de discrepancias, un acuerdo para pactar un PXOM común que sería sometido de nuevo al criterio de la Xunta. Ese análisis se llevó a cabo ayer, en una reunión técnica celebrada en Santiago. La respuesta autonómica ha caído como un jarro de agua fría en el concello, toda vez que no se ha producido avance alguno.

La consellería, a través de su Secretaría Xeral de Ordenación do Territorio e Urbanismo, dejó ayer claro que "el equipo redactor del PXOM de Pontevedra se limitó a reiterar las mismas propuestas respecto al suelo urbano y urbanizable que ya fueron cuestionadas en el informe previo a la aprobación inicial" emitido por la Xunta en enero de 2010. En la reunión de ayer se compararon las conclusiones de aquel informe con las correcciones introducidas en el documento y que se limitan a "la aportación de nuevos planos y documentación respecto a la adaptación de los núcleos rurales a la Lei 2/2010, cuestión de obligado cumplimiento para el PXOM de Pontevedra".

Ante este panorama, el gobierno local dice no estar dispuesto a aceptar las "imposiciones" autonómicas que obligarían, según el concello, a reducir la edificabilidad no solo del futuro PXOM, sino el del Plan en vigor desde 1990. Por su parte, la Xunta dice "lamentar que el Concello siga planteando las mismas propuestas que ya fueron cuestionadas en 2010 y que dos años después siga sin avanzar en la redacción de su planeamiento".

En la reunión de ayer, la primera que se celebra entre ambas partes desde hace meses, contó con la presencia de dos técnicos municipales, dos integrantes del equipo redactor del PXOM y representantes de la secretaría xeral de la consellería, y sus conclusiones, en todo caso, ya eran adivinadas por el gobierno local en noviembre pasado. Entonces, la comisión municipal de Urbanismo había pactado un documento que mantenía, en esencia, la edificabilidad que rechazó la Xunta dos años antes, pero se acordó seguir adelante entre otras razones por el apoyo expreso del PP local, que incluso aseguró que el Gobierno gallego aceptaría ahora el documento, algo que no se ha cumplido.

En el PXOM analizado ayer se reflejaba la edificabilidad planteada desde un principio por el equipo redactor y que fue muy discutida durante los últimos años por el desacuerdo de la oposición municipal y la Xunta.

Tras dictaminarse por unanimidad aquella propuesta, se decidió acudir a la Xunta con el objetivo de alcanzar un acuerdo "lo más técnico posible", según explicaba entonces el concejal delegado del PXOM, César Mosquera. Aunque ya hubo en los meses anteriores diversos contactos para conocer la postura definitiva de la Xunta, solo existía una vía de esperanza, que sería que la Xunta admitiera la misma edificabilidad que existe en la actualidad, "pero sinceramente me parece de difícil encaje tal y como está la ley ahora", admitió entonces Mosquera y se acaba de confirmar ahora con el drástico rechazo autonómico.

Previsiones

En la comisión celebrada en noviembre se plantearon dos propuestas, con un horizonte de 26.000 viviendas más en este período de tiempo, o la previsión de las 30.000 viviendas que finalmente se aprobó. Son, en todo caso, pisos y casas a mayores de los que ya tiene el municipio, que en la actualidad rondan las 44.000.

La nueva edificabilidad podría ser asumida "sin grandes cambios de ordenación", aseguró el concejal, porque se trataría de reordenar cuestiones como áticos, bajo-cubiertas y similares. Además, en el entramado urbano de Pontevedra hay todavía muchos huecos de bolsas de suelo "que rellenar" –explicó Mosquera– principalmente en las zonas de expansión de la ciudad.

Las propuestas de permitir una expansión a 26.000 o 30.000 viviendas suponen en realidad una ampliación respecto al plan vigente de 3.000 o 7.000 inmuebles, porque las cifras anteriores ya estaban asumidas.