"No nos coge de sorpresa pero es muy duro oírlo de boca del presidente del consejo de administración y propietario del astillero". Los trabajadores de Factoría Naval de Marín recibieron como un jarro de agua fría las palabras de José María Suescun que les anunció la prórroga del expediente de regulación de empleo (ERE) vigente, y que finaliza el 18 de enero de 2012, y les comunicó que no está dispuesto a hacer aportaciones adicionales de capital a la empresa para reflotarla. "Nos llegó a decir textualmente que la culpa de la situación en la que está el astillero era de los trabajadores" recordaba ayer, todavía entre asombrado e indignado, el presidente del comité, Francisco Mayobre, quien añadía que les dijo que si hay un desfase patrimonial (de 10 millones de euros) no es su responsabilidad y que lo cubra la Xunta y las entidades financieras (en alusión a NovaGalicia Banco y Bankia).

Este negativa a invertir en el astillero expuesta por el accionista mayoritario (con el 91% de los títulos) al comité de empresa fue comunicada también por el propio Suescun al conselleiro de Economía e Industria, Javier Guerra, quien reacción exigiéndole públicamente que asumiese su responsabilidad y realizase la inversión necesaria para mantener a flote una empresa a la que la administración autonómica inyectó ya 22,5 millones y en la "no va a meter ni un euro más".

Plan de negocio

José María Suescun sí dio luz verde a la continuidad de la tramitación (ya en curso) para la certificación de calidad de la maquinaria e instalaciones de Factoría Naval, una puesta a punto que abrirá las puertas a la posible contratación de reparaciones en su vías. Es en este campo en el que el astillero marinense centrará sus mermados recursos para captar clientes toda vez que las perspectivas de negocio apuntadas por José María Suescun " se basan en conjeturas e hipótesis", en palabras de Francisco Mayobre, y se limitan a la posible (poco) finalización de los dos buques varados en sus instalaciones –las unidades 102 (un megayate) y 158 (un velero)– que pertenecen a NovaGalicia Banco y Bankia respectivamente. El primero podría retomarse en diciembre y el segundo está aparcado sine die.