Tras dirigir varios negocios en México, María Luisa Fernández Rajoy decidió afincarse en Pontevedra y poner en marcha la Cafetería San Francisco, un establecimiento que aúna zona de bar, librería y estar en 250 metros a disposición del público, todo ello en el edificio central de A Ferrería.

—¿Cómo surgió el proyecto de poner en marcha esta cafetería?

—El proyecto surgió porque vimos el local, nos gustó, pensamos quedarnos aquí a vivir y me acuerdo que viendo el local desde el otro lado, observándolo, pensé que sería bueno para una cafetería. Y es que aparte a mi me gusta muchísimo Pontevedra, me siento muy bien viviendo aquí, me encanta, soy absolutamente feliz en esta ciudad, pero me hacía falta un lugar de ocio donde estar más amplia, más cómoda, donde con mis amigas poder venir a desayunar, no a tomar el típico café en una silla que me incomoda, no: quiero venir a desayunar de manera cómoda, a gusto, tranquila, un desayuno amplio.

—Buscaba un establecimiento con muchos servicios.

—Lo que buscábamos es una cafetería que sea modelo de bienestar, como si fuese mi casa pero un lugar de salir, de pasarlo bien con mis amigas.

—Y no falta ni una chimenea

—Claro, por eso hemos puesto la chimenea, hemos puesto el piano y los libros, esta cafetería será un local para estar como en una sala de nuestra casa... El proyecto se presentó como una cafetería-biblioteca porque queremos un lugar en donde las personas puedan venir a estar a gusto con tus amigas o amigos como si estuvieses en tu casa, estás en tu casa pero con servicio. En tu casa si invitas a gente tienes que servirlos y recoger, y eso no me gusta siempre, en cambio aquí tengo todo el servicio y la comodidad de estar en mi casa, aparte sin contar las vistas hacia afuera que son hermosísimas: la plaza, los jardines, los soportales...

—¿Han apostado también por el diseño?

—Totalmente, una apuesta por el diseño, fue Ramón Vigo el que la diseñó. Le expliqué lo que quería, un lugar de bienestar, y el la verdad es que me supo interpretar, hasta el punto que yo le dije que es como si se hubiese metido en mi cabeza, porque todo lo que iba haciendo me parecía muy bien.

—¿Cuál es su espacio favorito del local, lo que recomendará a sus clientes?

—La chimenea la verdad es que me encanta, en esta mesa donde estamos (la entrevista se realiza ante la chimenea) con el fuego encendido, ahora en el otoño la verdad es que es una maravilla. Después está el piano, y si hay algún cliente amable que quiera tocar será perfecto, de hecho cuando lo afinaron nos dieron un mini concierto y lo disfruté un montón, es una sensación para disfrutar en todos los sentidos, y si encima tienes un buen plato de una buena calidad o un buen vino o un buen cóctel yo es me dejo llevar por los sentidos absolutamente.

—Señala a una apuesta por la cocina de mercado.

—Ofreceremos muchos productos de calidad, tenemos el café Illi que es muy buen café, nos estuvieron dando ya cursos para el personal, pero también habrá cócteles y en el caso de la comida efectivamente vamos a trabajar una carta muy pequeña precisamente para poder tener muy buena calidad, los productos frescos y que podamos trabajar con el Mercado, prácticamente día a día, no nos vamos a permitir tener productos congelados, salvo aquellos que requieran realmente congelación. Y también vamos a potenciar las meriendas, que es algo que tampoco veo muy desarrollado, quiero que pongan una variedad de cosas que me inspire, que pueda compartir con mis amigas. También potenciar los desayunos, que si no puedo quedar a la hora del almuerzo quede al desayuno y me sirvan uno como es debido, con fundamento.

—Se declara una enamorada de Pontevedra ¿había vivido en esta ciudad?

—Si, yo he vivido muchos años fuera, pero venía todos los veranos, para mi Pontevedra no tiene parangón, me gusta todo, me es imposible verle un solo defecto, todo, absolutamente todo, por la calle que vaya, me encanta. También la gente, me gusta mucho esa sensación de pueblo, que mucha gente a veces no le gusta, pues a mi no, a mi el encontrarme veinte veces con las mismas caras me da mucha felicidad.