Más de un centenar de vecinos desalojados, cuatro vehículos calcinados y al menos 50 más dañados y consecuencias económicas sin cuantificar. Todo ello después del incendio sucedido de madrugada en un garaje dentro de una manzana entre las calles San Antoniño y José Millán. Las llamas calcinaron por completo cuatro turismos y obligaron a permanecer en la calle entre las 2.00 y las 4.00 horas de la noche del viernes al sábado a los residentes en tres edificios. La Policía Científica investigó durante toda la jornada de ayer las causas sin, por el momento, descartar ninguna hipótesis.

Fortuito o intencionado, el fuego hizo acto de presencia en torno a la 1.45 horas en uno de los aparcamientos colectivos situados en el interior de esta cuadrícula de bloques residenciales. En apenas 45 minutos, tiempo que habría transcurrido entre que se tuvo constancia de lo que ocurría y fueron sofocadas las llamas, los cuatro primeros coches que se encontraban a la izquierda de la puerta de acceso quedaron inservibles. Sobre todo los dos del medio, cuyo estado es de siniestro total. De ahí que los técnicos centren sus trabajos en ambos, un Kia Shuma y un Porsche Boxster.

Flanqueando los dos, un Seat Ibiza y un Renault Scènic que asimismo presentaban un aspecto difícilmente recuperable. Pero además, debido a las altas temperaturas que se alcanzaron, el abundante humo y desprendimientos en el techo, más de medio centenar de turismos se vieron afectados de algún modo.

Todos los de ese garaje y también los de otros dos, con entradas independientes, ubicados justo encima aparecieron completamente ennegrecidos.

Los vecinos, tras alertar a las fuerzas de seguridad y a los servicios de emergencia de lo que estaba ocurriendo, fueron abandonando sus hogares ante el temor de que las llamas o el humo pudieran colarse en el interior. Así agentes y bomberos ordenaron a aquellos que seguían en sus casas que las desalojaran. En total fueron más de cien de los números 4 y 6 de la calle José Millán y el 18 de San Antoniño.

A lo largo de las más de dos horas durante las que tuvieron que intervenir los bomberos esperaron en la calle. Y es que después de los trabajos para sofocar las llamas fue preciso que actuasen durante más de hora y para ventilar la estructura que resultó directamente afectada y aquellas aledañas que, a través de conductos de aire, también resultaron perjudicadas.

Un retén de bomberos, con cinco trabajadores, se encargó de todo ello y de la comprobación de la inexistencia de partículas tóxicas en el interior de las viviendas. La intensidad del humo con el que se encontraron los trabajadores al acceder al garaje era de tal magnitud que hizo necesaria la utilización de una cámara térmica para poder discernir el lugar en el que estaba focalizado el incendio.