El hombre que sembró Ourense durante años de cebos con alfileres para perros admite los hechos y no irá a prisión

Una asociación animalista se quedó fuera de las negociaciones de la sentencia: "La pena es insuficiente, fue un sufrimiento para todo un vecindario durante más de 5 años"

El acusado, Manuel M. A., se presentó al juicio con capucha y mascarilla.

El acusado, Manuel M. A., se presentó al juicio con capucha y mascarilla. / IÑAKI OSORIO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Manuel M. A., de 60 años, sembró la ciudad de Ourense de cebos con alfileres para perros y, con esa acción, causó una gran alarma social entre los propietarios de animales. El acusado, que además escribió textos amenazantes a dueños de mascotas, no irá a prisión. Un acuerdo entre la Fiscalía y la defensa, ratificado este lunes en una vista en el Penal 1 de Ourense, zanja el procedimiento penal con una pena de 1 año de prisión, que no tendrá que cumplir salvo que delinca en los próximos 24 meses. También recibe 3 años de prohibición para tener animales o ejercer cualquier actividad relacionada con ellos.

Las pruebas permitieron identificar a 13 perros víctimas, aunque el alcance pudo ser mayor. La indemnización para seis afectados que pudieron justificar gastos veterinarios, en una cuantía conjunta de más de 4.600 euros, fue consignada por el encausado antes del juicio.

La asociación animalista Apmou participó en el procedimiento pero no ha podido ejercer finalmente la acusación en el juicio. Al tratarse de una entidad sin ánimo de lucro, no contaba con recursos para abonar una fianza y constituirse como acusación popular. Su abogada no ha sido parte de las negociaciones previas a la vista de este lunes, en las que la Fiscalía y la defensa acordaron una sentencia de conformidad.

"Una terrible sensación de peligro y miedo"

"De ningún modo hubiéramos aceptado esta pena si hubiéramos participado. Es una pena insuficiente", afirma la abogada Aline Castro, que también representaba a una particular, "afectada por los daños morales de pasar 5 años con la tensión diaria de sacar 4 veces cada jornada a su perrito y sufrir una terrible sensación de peligro y de miedo". Esta mujer llegó a quitar la carne con alfileres de la boca al animal.

"Consideramos que el Código Penal debería actualizarse, porque establece una pena baja para el maltrato animal. Aquí se causó un maltrato no solo a los perros, sino también al vecindario. Fue una situación tremenda, con un despliegue brutal de las fuerzas de seguridad, que se involucraron muchísimo para localizar a esta persona. Fue un sufrimiento para todo un vecindario durante más de 5 años", expone la letrada.

Esta parte solicitaba en su escrito 3 años de cárcel y una multa de 12 euros al día durante 24 meses. "El problema de esta causa es que el Código Penal solamente castiga, cuando se trata de un animal, cuando existe un daño efectivo, acudes al veterinario y tienes una factura de gasto. Afectados hay muchísimos más, prácticamente todos los vecinos que tenían un perro y sacaban a su animal", subraya Aline Castro.

El autor de estos hechos, en el banquillo de acusados.

El autor de estos hechos, en el banquillo de acusados. / IÑAKI OSORIO

No tenía antecedentes penales

Sellado el acuerdo entre la Fiscalía y la defensa, Manuel M. A. tomó la palabra para reconocer los hechos y conformarse con la pena de un año de prisión, cuyos efectos quedan suspendidos, con el visto bueno de la Fiscalía, que no se opuso a la aplicación de este beneficio.

El hombre no ingresará en el centro penitenciario salvo que incumpla el requisito de no delinquir en los próximos dos años. Es autor de un delito continuado de maltrato animal. Carecía de antecedentes penales, un hecho que ha jugado a su favor para la suspensión de la pena de prisión, que además es inferior a 2 años.

Cebos, carteles y otros objetos incautados al autor de estos hechos, cuando fue detenido en noviembre de 2021.

Cebos, carteles y otros objetos incautados al autor de estos hechos, cuando fue detenido en noviembre de 2021. / FdV

"Puso en peligro la vida de los animales"

Al menos entre los meses de septiembre de 2019 y el 6 de noviembre de 2021, “de manera injustificada e indiscriminada”, el encausado “puso en peligro la vida de los animales”, recoge el escrito de la Fiscalía, que las partes aceptan como hechos probados de la sentencia de conformidad.

Colocó trozos de carne para perros y chopped en los que había incrustado alfileres. Actuó dejando esa trampa para los canes en varios parques y calles donde es frecuente sacar a pasear a animales de compañía. Al menos, en Ramón Piñeiro, Quintián, Parque da Chapa, Avenida de Santiago, Praza 200, Praza Don Bosco, la calle Río Mao y Avenida de Marín.

Fueron más de cuatro años de investigación en el marco de las operaciones Inu y Alfinete. Desde principios de 2017 se registraron hallazgos de comida con alfileres en varios puntos de la ciudad de Ourense, y se registró algún fallecimiento por culpa de las trampas, pero la acusación contra este hombre se ha limitado a un periodo de 26 meses, entre 2019 y 2021, sin que se le atribuya ninguna baja.

Fue sorprendido en pleno delito

Según indicaron tras la detención fuentes próximas a las pesquisas, más que arrojarlos, soltaba discretamente los cebos con alfileres, pero las grabaciones de seguridad de algunos locales y las vigilancias de los agentes permitieron identificar al responsable por la ropa que empleaba –una sudadera y unas zapatillas–, así como por una cojera.

El 6 de noviembre de 2021, fue arrestado cuando dejaba en el parque Sánchez Arteaga 18 cebos. En la operación colaboraron la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía Local. Sentía una “clara y manifiesta animadversión hacia los perros y dueños”, subrayó la comisaría provincial en una nota de prensa posterior a la detención.

En el registro de su domicilio hallaron carteles con mensajes contra los perros y sus dueños: “¿Por qué no coméis su caca y bebéis su orina? ¿Eso no, verdad? Mejor en la acera pública”

En un registro en su domicilio el mismo día de su detención se encontraron entre 700 y 800 alfileres –“plenamente coincidentes, de cabeza metálica plana y de cabeza de perla blanca”, aseguró la Policía Nacional–, prendas y zapatillas similares a las que se observaron en las vigilancias, así como comida para perros, una máquina de escribir con la que elaboraba presuntamente anónimos amenazantes –había una carta de la misma tipografía que las recibidas por dos denunciantes–, más dos carteles de prohibición de perros, con frases manuscritas: “¿Por qué no coméis su caca y bebéis su orina? ¿Eso no, verdad? Mejor en la acera pública”. Ese tipo de comentarios vertía también en las redes sociales, otro de los indicios contra él en la fase de investigación.

La Fiscalía cifró en 13 el número de perros víctimas de los cebos con alfileres depositados por el acusado, aunque no todos los canes resultaron heridos, por fortuna, porque los propietarios de algunos lograron retirar la comida trampa de la boca a tiempo.

Cebos con alfileres.

Cebos con alfileres. / FdV

Cronología de los casos

El 14 de enero de 2020, un perro comió un cebo con un trozo de mortadela con alfileres que había en el suelo de la Avenida de Santiago. La dueña pudo extraérselo de la boca sin que sufriera daños.

Tres días más tarde, otro can que paseaba por la calle Ramón Piñeiro ingirió un pedazo de carne del suelo. Cuando la propietaria se lo quitó de la boca comprobó que tenía múltiples alfileres.

El 20 de enero de 2020, una perra que paseaba con su dueño por la calle Ramón Piñeiro ingirió un cebo. Al día siguiente, al revisar sus heces, el dueño halló varios alfileres. La llevó al veterinario quien, tras una radiografía, le encontró en el intestino delgado un alfiler más, que afortunadamente expulsó sin sufrir daños.

El 30 de junio de 2020, una perra echó la boca a un pedazo de carne del suelo, en la calle Ramón Piñeiro. La propietaria la llevó al veterinario y se comprobó que en el intestino tenía dos anzuelos, que coincidían con los restos del suelo. El animal logró expulsar los metales de forma natural. Los gastos del veterinario ascendieron a un total de 84,70 euros.

Gastos en los veterinarios

El 7 de noviembre de 2020, otra perra cayó en la trampa en la misma calle. Comió varios cebos con alfileres. La dueña tuvo que llevarla de urgencia al veterinario, donde le extrajeron los alfileres con cirugía. La atención supuso una suma de gastos: 606, 37 euros, 43,80 euros y 111,45 euros, refleja la Fiscalía.

Otro can echó la boca a otra trampa –un trozo de carne con una veintena de alfileres– cuando se encontraba junto a su dueño en la Avenida de Santiago, el 22 de noviembre de 2020. El dueño pudo retirarle el bocado antes de que sufriera daños.

Alfileres localizados en el domicilio del acusado.

Alfileres localizados en el domicilio del acusado. / FdV

Intervenciones quirúrgicas para salvar a algunos animales

Otro perro apresó una sustancia viscosa con múltiples alfileres, durante un paseo con su dueña, el 26 de noviembre de 2020. La mujer consiguió retirárselos de la boca. Ese mismo día, otro perro sí llegó a tragar comida repleta con alfileres, que el acusado había arrojado en la calle Eulogio Gómez Franqueira.

Fue necesario llevar al perro al veterinario. Fue intervenido quirúrgicamente para poder extraerle los múltiples alfileres que tenía en el estómago. Los gastos ascendieron a 985,45 euros.

Cuando paseaba por la calle Chapa, el 30 de noviembre, otro can fue víctima de las trampas.

El 21 de febrero de 2021, un perro ingirió un cebo con alfileres en la Avenida de Santiago. En el veterinario, con una radiografía se comprobó que tenía 11 en el intestino del animal. Logró expulsarlos con dieta blanda, sin sufrir daños.

Estos hechos causaron una gran alarma social entre los propietarios de perros de Ourense.

Estos hechos causaron una gran alarma social entre los propietarios de perros de Ourense. / IÑAKI OSORIO

El día 23 de ese mes, una perra se llevó a la boca una trampa en la plaza Don Bosco, en el parque para perros. Tras ver que vomitaba, la dueña llevó al animal al veterinario, donde le encontraron múltiples alfileres en el intestino. Fue intervenida y estuvo en estado grave. La cirugía y la atención veterinaria costaron 1.825, 59 euros y 228, 30 euros.

Uno de los perros víctimas tenía 180 alfileres en el intestino

El 30 de abril, otra perra comió trozos de carne en la calle Chapa. Necesitó tratamiento veterinario, que ascendió a un total de 447,50 euros.

El 8 de mayo, de nuevo en el parque para perros, uno ingirió algo del suelo. Cuando la dueña se lo quitó de la boca vio que era un trozo de mortadela con alfileres. El veterinario comprobó que el animal tenía 180 en el intestino, que le fueron extraídos con cirugía. Los gastos ascendieron a 380 euros.