El festival altruista que lleva la música a una residencia de discapacidad

"Se divierten y se sienten partícipes; les beneficia relacionarse con otras personas”, destacan los profesionales

La banda de gaitas de Xunqueira actuó en la primera de las cuatro sesiones del festival.

La banda de gaitas de Xunqueira actuó en la primera de las cuatro sesiones del festival. / INAKI OSORIO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Setenta y dos personas de distintas partes de Galicia viven en la residencia para personas con discapacidad ‘Nuestra Señora de los Milagros’, un recurso con noventa plazas que la Fundación San Rosendo gestiona en Baños de Molgas. Una idea concebida por el personal permite a los residentes de este y de otros centros de la empresa disfrutar de música en directo, de varios estilos, cada jueves de agosto.

Ayer fue la primera de las cuatro sesiones previstas, con una primera propuesta de tradición gallega a cargo de la banda de gaitas de Xunqueira. En el centro también se escucharán conciertos de músicas trap, rap, flamenco y rock. Las agrupaciones participan de forma altruista.

El festival altruista que lleva la música a una residencia de discapacidad

Un momento del baile al que se animaron ayer varios usuarios. / IÑAKI OSORIO

El objetivo de esta iniciativa, bautizada como ‘Milagros Fest’, al estilo de los eventos de música que recorren la geografía española en verano, es que los residentes disfruten de la música, además de crear “un espacio común que favorezca las relaciones interpersonales con personas desconocidas, promoviendo la convivencia en espacios saludables para los usuarios del centro”, destaca la fundación.

“Tenemos un taller de musicoterapia que es al que más asisten los usuarios. Este festival no lo pensamos con el objetivo de hacer terapia, sino por el simple disfrute, pero el resto de beneficios son obvios”, señala la psicóloga Natividad Mariño. Este tipo de actividades, al igual que otras propuestas terapéuticas como excursiones, salidas a la piscina o a la naturaleza suponen una motivación para este colectivo, dicen los especialistas.

“Se divierten y se sienten partícipes del festival, porque ayudan con la limpieza o con manualidades que entregan a modo de obsequio y agradecimiento tras la actuación. Ellos también aportan su parte”, destaca Saúl Cruz, educador social.

La actividad animó a bailar a muchos usuarios.

La actividad animó a bailar a muchos usuarios. / INAKI OSORIO

La música los entretiene y los relaja, les encanta que venga gente de fuera del centro y es positivo para ellos poder relacionarse con otras personas”, dice María Rodríguez, la directora de la residencia, donde viven personas de 18 a más de 50 años.

“Surgió la idea hablando entre los compañeros del centro. Al estar en verano, que es la época de los festivales, nos preguntamos: ¿por qué no podemos hacer uno aquí, para que disfruten y sean partícipes?”, añade Saúl Cruz. “Todos los grupos que vendrán lo hacen sin ánimo de lucro”, valora el educador social.

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