El ourensano acusado de participar en el robo en una casa de Boborás en marzo de 2017 que fue frustrado por agentes de la Guardia Civil que resultaron heridos se enfrenta a una petición de cuatro años de prisión por el delito de robo con violencia en casa habitada y con uso de medios peligrosos en grado de tentativa. F. J. H. es el único de los cuatro acusados que no admite su participación en el robo y ayer se enfrentó a un juicio en el que los otro tres confesaron los hechos y aceptaron una condena con rebaja.

La fiscal sostiene que F.J.H., que conducía el vehículo, esperó en el exterior para presuntamente vigilar, y se dio a la fuga en coche y a pie monte a través cuando se registraron los altercados. En el juicio aseguró que desconocía las intenciones de los tres, que él sólo había accedido a llevarles en coche.

Los otros acusados que aceptaron los hechos son los albaneses E. S., de 25 años, y E. B., de 29. Aceptaron sendas penas de dos años y cuatro meses por el delito de robo con fuerza y ocho meses por el atentado. Inicialmente se enfrentaban a una petición individual de 6 años. Además, serán expulsados y no podrán regresar a España antes de nueve años.

El otro encausado es el ourensano F. J. G. T., que aceptó una pena de tres años por el robo y un año y seis meses por tenencia ilícita, ya que se le ocupó un arma en la detención.

La Guardia Civil atribuía a esta banda una treintena de robos en domicilios del rural, pero solo hubo pruebas para acusarlos del perpetrado en Boborás. Mientras buscaban el botín, los cuatros agentes que estaban dentro del domicilio irrumpieron en la habitación. Los albaneses se abalanzaron sobre los guardias, propinándoles patadas y puñetazos, e intentando clavarles los destornilladores.