Pero, sin lugar a dudas, el caso que considera más grave es lo que sucede con el núcleo de Velle, en las afueras de la ciudad, en la que residen casi un millar de personas, que desde hace años vierten directamente al río Miño las aguas residuales al estar "inutilizadas" las pequeñas depuradoras que existían. Y aunque se intentó dar respuestas desde el final de mandato del último gobierno popular, en 2007, al conceder la Consellería de Medio Ambiente una ayuda de 600.000 euros, a día de hoy lo que hay es un protocolo firmado por el concello con la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil para abordar un proyecto integral de saneamiento, cuya inversión asciende a 3 millones de euros, que aportarían al 50% concello y confederación.

Mientras, la realidad, como denuncia DO, es que se sigue vertiendo las aguas fecales directamente al Miño, lo que supone una "grave irregularidad", que se traduce con una contaminación del Miño, por lo cual el concello tuvo que hacer frente a varios expedientes sancionadores por la propia Confederación Hidrográfica del Miño-Sil. Sobre el futuro, aseguran desconocer en que estado se encuentra el proyecto que en su momento habían anunciado el alcalde, y que asumiría la Confederación, aunque tienen claro que durante el presente mandato "no se moverá nada".