Lo tiene claro : "de jubilarme nada; tengo 82 años pero seguiré dando mis cuatro misas y atendiendo a los feligreses hasta que la salud me lo permita. No me obliga nadie. Eso es algo que se siente y de hecho repetiría como sacerdote". El párroco de San Eusebio de A Peroxa, comenzaba ayer el domingo con una misa a las 10 en Albán, Coles pero también tiene las de Barra, Graíces, Ucelle. Se ordenó en el año 1958 como sacerdote y recuerda palmo a palmo todo su periplo, que lo llevó incluso destinado a Chile, dentro una campaña de evangelización "porque aquí había muchos sacerdotes. Ya ve como cambiaron las cosas", explica. De verbo fácil y conversación llana y sincera reconoce le gusta la gene que asume sus compromisos y "a veces me enfado con algún feligrés, cuando veo que alguna persona no es consecuente deja a su mujer, se va con otra y le regaño" indica. Considera que "son el materialismo y el consumismo los que hacen que los jóvenes no pongan la mirada en el sacerdocio. Todos tenemos mucho más de lo que necesitamos, más de lo que podemos gastar. Son otros tiempos". explica.

Reconoce que nadie lo fuerza a persistir en el cargo pasada la edad prudencial. "Yo cobro mi jubilación, algo más de 600 euros, para mi es suficiente, pero la jubilación civil es a los 65 pero seguir ejerciendo tu vocación y más cuando es necesario, no tiene edad". Cuando el Obispado eligió los nombres de algunos de los sacerdotes más longevos, lo puso también como ejemplo de continuidad en una misma parroquia. Es el caso del Rafael Nogueiras que relata una a una anécdotas, personas y atajos con una memoria memorable.