Aurelio B. R., un vecino de Tuxe (O Bolo) de 90 años, vivía solo pero se movía con destreza, estaba bien de salud y conservaba facultades. El nonagenario murió calcinado el lunes en una finca de su propiedad, en el mismo municipio, durante una quema de rastrojos que se escapó. El cuerpo fue localizado cerca de la 1 de la madrugada del martes, después de que la familia denunciara su desaparición y emprendiera la búsqueda, al no encontrarlo en su casa. La Guardia Civil y el forense investigan las causas. Se baraja como hipótesis que la quema se hubiera escapado y el señor sufriera una caída o una indisposición cuando trataba de ataja las llamas, atrapándolo el fuego al no lograr levantarse. Contaba con permiso de la Consellería de Medio Rural para poder eliminar los rastrojos en una hoguera.

La familia desconocía que Aurelio hubiera acudido a mediodía a su parcela -en un monte de castaños de O Bolo denominado Aime-, ni que tuviera la intención de quemar maleza él solo. Tampoco hay certeza de la hora exacta a la que partió, porque vivía solo. Su nuera habló con él cuando todavía estaba terminando de comer, sobre las 14 horas. Su hermana, que pasa unos días en la localidad, y su marido acudieron por la noche a la vivienda del nonagenario, al terminar de cenar, con la intención de verlo y jugar a las cartas. Su jersey estaba colgado en la puerta pero él no respondía al timbre, no estaba en casa ni en la finca aledaña. Los vecinos no conocían con exactitud el paradero.

La preocupación empezó a crecer. La Guardia Civil tuvo conocimiento de la desaparición a las 22 horas del lunes. Además de los agentes del instituto armado y de voluntarios de Protección Civil, los allegados buscaron a Aurelio en todoterreno por varias zonas de las proximidades de Tuxe, en sus fincas y en el monte, hasta que localizaron, contra un árbol, el palo con el que solía apoyarse. El cuerpo calcinado del señor se encontraba en el monte de castaños, a unos metros el camino, en el punto de la finca donde supuestamente comenzaron las llamas.

La Guardia Civil precintó la zona para investigar las causas. El cadáver fue trasladado al Complexo Hospitalario de Ourense (CHUO) para la autopsia, tras el levantamiento, que tuvo lugar pasadas las 3 de la madrugada.

El fuego se encontraba ya prácticamente apagado por las precipitaciones tormentosas que cayeron en la zona a última hora de la tarde del lunes. Las llamas afectaron a una superficie aproximada de una hectárea, señaló la Guardia Civil.

Intentó apagar las llamas

Según manifestó ayer una prima del fallecido, Chelo Blanco, a la Televisión de Galicia, se sospecha que el hombre hubiera sufrido una caída o un resbalón por una mala pisada mientras quemaba rastrojos -en la finca hay una zona de desnivel-, pero tampoco descartaban del todo la posibilidad de un mareo. El nonagenario intentó apagar, al parecer, el fuego que se escapó de la quema de rastrojos. Según una de las hipótesis, pisó en un desnivel de tierra y se precipitó. No pudo volver a levantarse para escapar. El humo y el fuego acabaron con su vida.